Ángela Molina recibe el Goya de Honor

Miguel A. Cordoba / EFE

Hace unas semanas les hablaba de Frank Sinatra sobrevolando, con voluntad profética, las cuatro esquinas de mi cama con su canción 'The best is yet to come' ('Lo mejor está por llegar'). Agradecía, entonces, al amigo Sinatra, su inyección de optimismo mañanero. Hoy debo agradecerle a Barbra Streisand que el sábado pasado, en la gala de los Goya (¡magnífica gala, sobria, justa, cercana, serena!) abundara en el optimismo, aún pasándose de zancada. La Streisand cantó, convencida y convincente, un fragmento de 'Happy days are here again', cuya letra viene a decir que la felicidad ha vuelto por fin, o, con traducción más exacta, que los días felices ya están aquí de nuevo. A continuación, la jovencísima Aitana (elegante, exquisita, estilo de 'female crooner' nunca antes visto en ella) recogió el testigo y llevó la canción hasta el final. Fue un instante mágico. Por un momento pareció que ya no había pandemia. Las dos, Barbra y Aitana, consiguieron transportarnos a un futuro largamente deseado. Y algunos de nosotros, ingenuos, yo el primero, caímos en la trampa.