Urbex: los Goonies de Barcelona.

Este lugar daría escalofríos hasta a la niña de 'El exorcista'. “¿Hola?”. Lo preguntas al aire entre paredes en ruinas, algún grafiti que grita “socorro”, ¿esos son los restos de un ritual? Ahora mismo das menos confianza que la rubia que muere en los primeros 10 minutos de las pelis de 'Scream'. “¿Hay alguien ahí?”. No, solo se escuchan tus pisadas polvorientas. Ahora te metes por un pasillo en el que no desentonarían las gemelas de 'El resplandor'. Acabarás con la cara tan desencajada como después de seis horas sin Whatsapp. Enseguida aprendes la primera lección de un neófito en urbex: no llegar nunca tarde cuando quedas en un balneario abandonado.