Emma, artista berlinesa

JORDI COTRINA

Te paras en seco mirando al suelo, como si te acabaras de encontrar un euro, un máster o un par de cremas de Olay. Calle Sant Lluís, Gràcia. Justo enfrente de la peluquería Veer, una chica con mono azul aplica tinta en la acera con un rodillo y ademán meticuloso. “Hola”, te sonríe. “¿Quieres estampar tu camiseta?”. Despliega una sobre los mosaicos. “Es bonito estampar las camisetas de la gente que pasea al lado”, dice mientras masajea la tela sobre el pavimento con mimo de artista. “No mucha gente dice que sí”. Un minuto después, despega la camiseta de las baldosas y aparece un estampado por el que mataría un hipster. “La belleza escondida en lo inesperado”, que dice ella. “Barcelona Panot N°563”, así se anuncia la misma camiseta días después en una web de Berlín. El panot nº 563 es el de la calavera, ese que los barceloneses tienen más visto que un meme de Cifuentes. Se vende por 59 euros.