El tritón del Montseny

RICARD FADRIQUE

Cuando Anita Ekberg se bañó de noche en la Fontana de Trevi al grito de “Marcello, come here”, y él, aunque sobrepasado por las circunstancias, se descalzaba y se adentraba en la fuente escultórica de Nicola Salvi, el agua estaba fría de mes de enero, y menos mal, porque entre las esculturas de mármol que contemplaban tan icónico momento de la historia del cine estaba nada menos que el mitológico Tritón. Lo de menos mal viene al caso porque el Zoo de Barcelona acaba de estrenar una nursery para los tritones del Montseny y, una vez visitada de la mano de Manuel Aresté, responsable de los reptiles y los anfibios del parque, se sale siempre con algo recién aprendido, en este caso que los tritones saben cuando es hora de responder a la llamada del amor porque sube levemente la temperatura del agua. Intuyen así que ya es mayo o junio y que por lo tanto es hora de la disipación, de ir a por la Ekberg con más arrestos que Marcello Mastroianni en La dolce vita.