El CF Besòs del Baró de Viver recupera su campo de fútbol 35 años después.

JORDI COTRINA (Jordi Cotrina)

Aquello de jugar a fútbol en un campo de patatas aquí era literal. Bien, de patatas, no; en concreto eran coles. Al menos así lo describe Antoni Hernández, socio número uno del Club de Fútbol Besòs del Baró de Viver. Recuerda también que fueron los vecinos los que lo limpiaron y convirtieron en terreno de juego. Lo explica sin épica, pero con emoción; a sus 88 años, sentado en su silla de ruedas en una de las mesas del local social del club. Recuerda también aquellos domingos en los que “las mujeres dejaban la olla en el fuego” y todo el barrio salía al campo a ver el partido. De pie, claro. Era un campo abierto, sin gradas. Salían, que no bajaban, porque por aquel entonces Baró de Viver era una barriada de casitas bajas, como las del Bon Pastor o Can Peguera, levantadas en 1929 para acoger a la mano de obra llegada a la capital catalana para la Exposición Internacional.