Asistimos a un entrenamiento del Born Combat Medieval

JORDI COTRINA

“La armadura no es un disfraz. Es lo que evita que vayas al hospital”. Te lo dicen con la misma obviedad que si estuvieras en un torneo medieval. Es día de entrenamiento. Se nota que hay una batalla pronto. Una decena de tipos con armadura hacen estiramientos en un gimnasio de Sant Adrià de Besòs antes de empuñar las espadas. “¿Jon Nieve? -menean la cabeza-. Es mentira”. “Los combates son mucho más directos y brutales que los de las películas”, garantizan. Enseguida entenderás cómo se siente un extra de Juego de tronos. Aquí duras menos en pie que Màxim Huerta de ministro.