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“¿Qué sentido tiene la vida si solo queda dinero?”: la lección de un japonés que ahorró 400.000 euros y perdió a su mujer

Suzuki, un hombre de 67 años, no utilizaba el aire acondicionado, no comía en restaurantes ni viajaba con su familia

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ahorro / Unsplash

Lola Gutiérrez

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Suzuki, un hombre japonés de 67 años, no ha usado el aire acondicionado en toda su vida. Tampoco ha comido en restaurantes, prefería hacer pícnics en el parque junto a su mujer y su hijo. Tampoco tiene coche, pues siempre ha optado por ir en bicicleta al trabajo. Una vida de austeridad extrema que le ha permitido llegar a ahorrar unos 400.000 euros, una cantidad considerable que le permite afrontar los últimos años de vida con tranquilidad.

Sin embargo, la historia de Suzuki, que han compartido varios medios japoneses, se ha vuelto tendencia. Y es que, poco después de jubilarse, su mujer fue diagnosticada con una enfermedad grave y murió a los 66 años. "¿Qué sentido tiene la vida si solo queda dinero?”, se pregunta ahora Suzuki, lamentando tantos años de frugalidad extrema.

Una vida demasiado austera

“Ojalá mi esposa y yo hubiéramos disfrutado más de viajar y de comer en restaurantes”, explicaba el japonés. Nacido en una familia modesta, empezó ganando dinero cuando trabajaba a tiempo parcial en restaurantes mientras estudiaba secundaria. Tras conseguir un trabajo a tiempo completo, alquiló un piso barato lejos de su oficina. Y empezó a ahorrar.

¿Cómo conseguía aumentar sus ahorros? Suzuki utilizaba la bicicleta para llegar al trabajo y se llevaba siempre su comida a la oficina, normalmente soja y pollo. Tampoco utilizaba el aire acondicionado ni comía en restaurantes, así siguió cuando conoció a su mujer, que ya conocía de sus hábitos, pues era compañera de trabajo.

Suzuki, que no se ha comprado ni una casa ni un coche, posee unos ahorros que equivalen a unos 400.000 euros. “Este dinero es una garantía para situaciones de emergencia y para mi vejez”, declaró. Pero, ya sin su esposa, lamenta haber estado tanto tiempo ahorrando sobremanera, sin poder disfrutar de una buena cena en un restaurante o un viaje. "El tiempo no se puede retroceder", concluye. De poder, seguramente cambiaría algunas cosas de su austera vida.