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Sueño

Terrores nocturnos en menores: causas y síntomas

Son comunes en niños menores de siete años y suelen desaparecer en la adolescencia

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Niños duermen

Niños duermen / JAUME GUAL / Jaume Gual

Cristina Sebastián

Barcelona
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El terror nocturno es un trastorno del sueño que afecta principalmente a niños de entre tres y siete años. Según estima el pediatra Gonzalo Pin Arboleda, aproximadamente un 30% de los menores de cinco años experimentan alteraciones del sueño que suelen desaparecer en la adolescencia.

Causas y síntomas

Los terrores nocturnos pueden ser hereditarios, pero es más probable que se produzcan por falta de sueño, cambios en el horario del sueño, fiebre o por periodos de tensión emocional o estrés.

Cuando un niño padece un episodio de terror nocturno acostumbra a gritar y se muestra asustado y confundido. Es posible que el menor no responda cuando se le intenta hablar para tranquilizarlo. Asimismo, es normal que el niño se encuentre sudando, hiperventilando y con la frecuencia cardiaca elevada. Además, es muy común que el niño tenga los ojos muy abiertos, aunque continúe totalmente dormido.

Los episodios de terrores nocturnos pueden llegar a durar entre 10 y 20 minutos y la Asociación Española de Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia asegura que los niños que padecen algún trastorno del desarrollo o daño cerebral tienen más riesgo de padecer terrores nocturnos.

¿Terror nocturno o pesadilla?

A diferencia de la pesadilla, el terror nocturno ocurre en la fase más profunda del sueño y, por lo tanto, suele presentarse en la primera mitad del sueño. En esta etapa del sueño, a los niños “no los despierta ni un terremoto”, afirma el pediatra Carlos González en su pódcast 'Criando sin miedo'.

Las pesadillas suelen presentarse al final de la noche y en ellas el niño sí que está soñando con algo que le produce miedo, como puede ser una película de terror o alguna experiencia emocional. Después de un terror nocturno, los niños se despiertan confundidos y sin recordar que les ha sucedido, ya que no están soñando nada. En cambio, al despertarse después de una pesadilla, sí que suelen recordar lo que estaban soñando y les ha producido miedo.

Consultar con un profesional

En muchos casos, los terrores nocturnos suelen desaparecer sin tratamiento cuando llega la adolescencia. Con todo, es recomendable consultar con un médico si estas alteraciones del sueño ocurren con mayor frecuencia o si causan síntomas durante el día, como somnolencia o dificultad para realizar las actividades cotidianas.

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