Montañismo

La ruta de senderismo que para por este pueblo, considerado uno de los más bonitos de España

El pueblo en el que disfrutarás de unas calles de cuento, una naturaleza sorprendente y una gastronomía que no deja indiferente a nadie

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El pueblo asturiano que tiene la combinación perfecta entre naturaleza, gastronomía y tradición

El pueblo asturiano que tiene la combinación perfecta entre naturaleza, gastronomía y tradición / Istock / KarSol

Irene Mayordomo Cabrejas

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Hay pueblos que aparecen de repente, sin haberlos buscado, y te hacen preguntarte por qué nadie te había hablado de ellos antes. Torazo es uno de esos sitios. No está en la costa, no tiene una gran atracción turística ni un castillo medieval monumental, pero aun así tiene algo que engancha. Puede que sea el paisaje, puede que sean las casas de piedra con corredores de madera, o puede que sea el silencio (ese que no incomoda, sino que alivia).

Situado en el concejo de Cabranes, en pleno interior de Asturias, Torazo es pequeño, tranquilo y precioso. Tanto que desde 2016 forma parte de la red de “Los Pueblos Más Bonitos de España”, y no es por puro marketing. Aquí no hay trampa ni cartón, lo que ves es lo que hay. Y lo que hay merece la pena.

Pueblo ejemplar

Aunque cueste creerlo, Torazo no siempre estuvo en el radar de los viajeros. Fue el esfuerzo de sus vecinos por conservar el patrimonio, el paisaje y las tradiciones lo que le valió en 2008 el Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias, otorgado por la Fundación Princesa de Asturias. Un premio que no solo reconoce su belleza, sino también una forma de vida.

Aquí los hórreos y las paneras no son decoración, son funcionales. Las casas de piedra no están restauradas para turistas, sino habitadas. Y eso se nota, porque no hay nada más bonito de un pueblo lleno de vida.

Casas en Torazo, vista desde abajo a horreo, municipio de Cabranes. / Istock / IMAG3S

Entre sus puntos más destacados está la Iglesia de San Martín el Real, del siglo XVI, situada en lo alto del pueblo, y la Capilla de Nuestra Señora de la Sienra, del siglo XVIII, rodeada de un robledal con vistas privilegiadas.

Senderismo para descubrir lo mejor

Si estás en Torazo y te apetece caminar, la mejor opción es la ascensión a Peña Incós, una ruta que parte directamente del pueblo y sube hasta los 583 metros de altitud. No es una caminata larga ni técnica, pero sí ofrece unas vistas espectaculares del concejo de Cabranes y, en los días claros, del mar Cantábrico en el horizonte.

El sendero atraviesa prados, bosques y pequeñas cabañas ganaderas, y permite disfrutar de una Asturias tranquila, sin aglomeraciones. Es una ruta ideal para quienes buscan naturaleza, silencio y autenticidad, sin tener que coger el coche. Para quienes quieran explorar más, también existen otras rutas en el concejo, como la de Peña Cabrera, aunque esta parte desde Santolaya de Cabranes, no desde Torazo.

Para chuparse los dedos

Después de una jornada explorando los paisajes de Torazo, nada mejor que disfrutar de su gastronomía local. Una opción destacada es El Balcón de Torazo, el restaurante de la Hostería de Torazo, que ofrece una fusión de cocina tradicional asturiana con toques innovadores. Su carta incluye platos como la fabada asturiana con compango artesano, cachopo de ternera asturiana y arroz con leche al estilo tradicional de Torazo. 

Otra alternativa es Restaurante Los Llaureles, ubicado en el cercano pueblo de Miyangues. Este establecimiento se especializa en menús degustación que combinan productos locales con técnicas culinarias modernas, ofreciendo una experiencia gastronómica única en un entorno rural encantador.

Además, en la cercana localidad de Santolaya de Cabranes se celebra anualmente el Festival del Arroz con Leche, donde se rinde homenaje a este postre típico asturiano, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de probar diferentes versiones de esta delicia.

Un privilegio asturiano

Lo más sorprendente de Torazo es que no necesita hacer mucho para conquistar a quien lo visita. No hay grandes atractivos turísticos porque el verdadero atractivo son casas, la gente, las rutas, el ritmo pausado, la forma de vivir. 

No es un lugar para ver de pasada, es un sitio para quedarse un poco más de lo previsto. Porque aquí, sin que te des cuenta, te apetece caminar sin rumbo, sentarte en un banco mirando al monte, o tomarte una sidra sin mirar la hora. Y eso, en estos tiempos, vale oro.