Infancia

Estas son las habilidades que tienen los niños criados por padres exigentes, según la psicología

El pediatra Carlos González cuenta cómo educar a los hijos como si fueran nietos: "No hace falta que les eduque nadie"

Estas son las cosas que tienen en común los padres que tienen niños con buenas habilidades sociales

Un niño paseando con sus padres.

Un niño paseando con sus padres. / Archivo

Lola Gutiérrez

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Los padres suelen ser las personas que más influencia ejercen en la educación de sus hijos y, por consecuencia, en los comportamientos que mostrará durante su vida adulta. Por ello, hace tiempo que, desde la psicología, se buscan los mejores métodos para ayudar a crecer a los niños.

Son muchos los psicólogos que recomiendan una crianza que se aleje de los mitos que nos han acompañado a muchos durante la niñez. Por ejemplo, algunos afirman que, en vez de reñir y castigar a los hijos, se debe optar por conversar con ellos y explicarles las cosas con calma.

Otros, defienden que, cuando un hijo llora, sus cuidadores deben atenderle emocionalmente en vez de no hacerles caso. Sin embargo, muchas de las personas que se encuentran actualmente en la edad adulta fueron educadas de una forma más tradicional y diferente.

La forma en la que una persona es educada durante su niñez tiene una fuerte relación con las actitudes que desarrollará de mayor. Aunque educar a los hijos de forma estricta quizás no es el mejor método hoy en día, hay algunas habilidades positivas que estos niños han podido desarrollar.

Una rutina establecida

Los que han sido educados por padres estrictos tienden a planificar su futuro con tiempo y meticulosidad. Algo que no quiere decir que sean incapaces de ser flexibles o espontáneos, sino que gestionan de una forma correcta su día a día.

Esto se debe a que, durante la niñez, probablemente estas personas crecieron en un entorno que implicaba una rutina bien estructurada. Esto incluye horarios para las comidas, para dormir o para disfrutar de algunas actividades de ocio.

Puntualidad

En relación con el punto anterior, el hecho de tener una rutina establecida suele contribuir a la puntualidad. Este hábito es sumamente positivo, ya que, además de mejorar la organización del día a día, es una muestra de respeto hacia el tiempo de los demás.

Sentido de la responsabilidad

Según la psicología, los niños que aprenden a cumplir con sus obligaciones desde pequeños es posible que, de adultos, estén más preparados para asumir responsabilidades -ya sea en el trabajo, en sus relaciones o en sus compromisos personales-.

Una gran ética del trabajo

Los padres exigentes suelen transmitir el valor del trabajo duro y la búsqueda de la excelencia, sobre todo en el ámbito escolar. En el futuro, estos valores pueden fomentar una potente ética del trabajo en los hijos, lo que puede facilitar el éxito en la vida laboral y en los proyectos personales.