Limpieza

Soy químico y recomiendo estos dos ingredientes de cocina para lavar cualquier prenda en la lavadora

Esta experta en limpieza recomienda hacer esto al limpiar la cocina; si no, queda suciedad

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Una persona programando la lavadora.

Una persona programando la lavadora. / Pexels / RDNE

Pedro G. Cuesta

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El debate sobre los detergentes para lavadora y su impacto en el medio ambiente y la salud se intensifica. Mientras el mercado satura a los consumidores con una abrumadora variedad de productos, un experto químico ofrece una solución sorprendente: abandonar los detergentes comerciales y optar por ingredientes comunes de cocina.

Nathan Kilah, químico de la Universidad de Tasmania, ha generado un revuelo con sus recomendaciones en un artículo publicado en Science Alert. Tras analizar exhaustivamente la composición química de los detergentes y su funcionamiento, Kilah argumenta que la complejidad de sus fórmulas, repletas de surfactantes, enzimas, abrillantadores ópticos, fragancias y otros aditivos, no siempre se traduce en una mayor eficacia de limpieza. De hecho, algunos componentes, como los fosfatos, han sido limitados por su impacto ambiental negativo.

Mecánica de los detergentes

Kilah profundiza en la mecánica de los detergentes, explicando cómo los surfactantes, moléculas con una parte hidrofílica (que se une al agua) y otra lipofílica (que se une a la grasa), son los encargados de remover la suciedad. Sin embargo, en aguas duras, ricas en sales de calcio y magnesio, estos surfactantes pueden formar residuos, disminuyendo la efectividad del lavado. Para contrarrestar esto, los fabricantes añaden suavizantes de agua, pero Kilah sugiere una alternativa más sencilla y ecológica.

En lugar de los detergentes comerciales, Kilah recomienda una combinación de dos ingredientes de uso doméstico: bicarbonato de sodio y peróxido de hidrógeno (agua oxigenada). Si bien no menciona directamente estos ingredientes como sustituto total del detergente, su énfasis en los componentes clave de los detergentes comerciales, como el carbonato de sodio (un pariente cercano del bicarbonato) y el peróxido de hidrógeno, sugiere fuertemente que estos dos productos de cocina podrían replicar, al menos parcialmente, la función de limpieza de un detergente convencional.

El bicarbonato de sodio, explica Kilah, actúa como un modificador de la grasa y la suciedad, facilitando su disolución en agua. Es particularmente eficaz en la limpieza de manchas difíciles, similar al carbonato de sodio presente en muchos detergentes. El peróxido de hidrógeno, por su parte, proporciona un efecto blanqueador suave, similar al percarbonato de sodio que se encuentra en muchos detergentes en polvo, contribuyendo a mantener la ropa limpia y brillante.

La propuesta de Kilah no se limita a la simple sustitución de ingredientes. El experto destaca la importancia de la temperatura del lavado. Mientras muchos fabricantes recomiendan altas temperaturas para un lavado óptimo, Kilah aboga por lavar la ropa a 20°C. Esta temperatura, según el químico, optimiza la acción de las enzimas presentes en muchos detergentes (y que también pueden estar presentes de forma natural en algunos productos de limpieza alternativos), que descomponen las manchas de proteínas y grasas, sin dañar los tejidos. A temperaturas más elevadas, las enzimas se desnaturalizan, perdiendo su efectividad.

La recomendación de lavar a baja temperatura se alinea con un enfoque más sostenible. Lavar a 20°C reduce significativamente el consumo de energía, un aspecto crucial en la era de la conciencia ambiental. Además, Kilah sugiere reducir a la mitad la dosis recomendada de detergente, ya sea comercial o una solución casera con bicarbonato y peróxido, mejorando la eficiencia y disminuyendo el impacto ambiental.

La afirmación de Kilah ha generado un debate en las redes sociales y entre los expertos en limpieza. Si bien muchos aplauden su enfoque ecológico y su invitación a un consumo más consciente, otros cuestionan la viabilidad de sustituir completamente los detergentes comerciales con bicarbonato y peróxido de hidrógeno, especialmente para cargas muy sucias o tejidos delicados.

La investigación de Kilah no pretende desacreditar completamente la industria de los detergentes, sino promover una mayor conciencia sobre la composición de estos productos y la importancia de considerar factores como la temperatura del agua, el tipo de tejido y la dosis utilizada para un lavado eficiente y sostenible.

Su consejo final: experimentar y descubrir cuál es el método que mejor se adapta a las necesidades individuales y al presupuesto, siempre priorizando la salud del planeta y la eficiencia del lavado. El uso del bicarbonato y el peróxido como alternativa, aunque no una solución universal, abre un camino hacia un futuro de limpieza más natural y responsable.