Llega a España el 'boomerasking', el fenómeno ligado a la necesidad de atención que preocupa a los psicólogos

Un estudio asegura que esta tendencia "suele dejar un sabor amargo en la boca de quien lo recibe"

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Dos chicas mantienen una conversación.

Dos chicas mantienen una conversación. / Pixabay

Clàudia Pascual

Barcelona
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Tal y como dijo el reconocido filósofo Aristóteles, "el hombre es un ser social por naturaleza" y necesita a los otros en su día a día. Las interacciones que tenemos con la gente que nos rodea conforman tanto nuestras relaciones interpersonales como nuestra propia identidad.

El poder de la conversación

Pueden ser amigos, familia, compañeros de trabajo o conocidos los que, en un momento dado, intervienen en la definición de nuestro 'yo' de un futuro o también el de nuestro propio presente. Desde que nacemos, tratamos de comunicarnos con el otro. La comunicación es la herramienta que construye no solo todo lo que tenemos, sino también lo que somos.

Las conversaciones nos brindan la oportunidad de aprender de otras experiencias y opiniones, además de ser un apoyo en las situaciones más complicadas. Sin embargo, no todas estas interacciones son constructivas: algunos expertos han asegurado que, de hecho, pueden llegar a ser todo lo contrario.

"El otro"

A pesar del bienestar que puede generar sentirse escuchado, no se debe perder de vista a la persona que hay enfrente. En algunas ocasiones, los malos hábitos conversacionales pueden hacer sentir incómoda o menospreciada a la persona que nos escucha, y es por ello que estudiar estas costumbres puede ayudarnos a identificarlas y evitarlas.

Quizás no te sonará el término 'boomerasking', pero seguro que, en algún momento, lo has experimentado. Esta palabra pone nombre a una estrategia conversacional en la que un individuo lanza una pregunta al otro con el fin de generar la oportunidad de hablar de sí mismo.

El nombre de esta técnica responde a la trayectoria que sigue la pregunta: es lanzada a la otra persona, pero la conversación es rápidamente redirigida hacia la persona que ha preguntado; vuelve como un boomerang.

Las 'boomerasks'

Alison Wood Brooks, profesora del Harvard Business School, junto a Michael Yeomans, profesor del Imperial College de Londres, son los autores del estudio que ha acuñado el término. Los profesionales han confirmado que existen tres tipos de preguntas, denominadas 'boomerasks':

  • La "pregunta y presume".
  • La "pregunta y se queja".
  • La "pregunta y comparte".

La primera responde a la necesidad de revelar algo positivo que ha ocurrido. Por ejemplo, cuando una persona pregunta por lo que hará su interlocutor el fin de semana y, acto seguido, responde con la larga lista de planes que va a hacer ella.

En el segundo caso, ocurre todo lo contrario. La persona que pregunta busca hablar de una mala experiencia: "¿Cómo han ido vuestras vacaciones? Yo he tenido que cancelar todos mis planes por la lluvia y encima se me han roto los zapatos nuevos", esto sería un ejemplo de esta técnica.

Por último, el tercer tipo de 'boomerask' comprende todas aquellas preguntas que son propuestas para, posteriormente, responder con una experiencia neutral, que no es ni positiva ni negativa. Los investigadores ponen el ejemplo de cuando alguien quiere compartir un sueño que ha tenido. Aunque formula la pregunta para "el otro", la intención es responder uno mismo.

La falsa empatía

El campo psicológico ha asegurado que este hábito es motivado por la intención de parecer más empáticos o interesados en los demás -cuando no es así- o, por contra, por el entusiasmo excesivo con un tema, que lleva a introducirlo inconscientemente en la charla de esta manera.

A veces, compartir tu propia respuesta en lugar de interesarte por la de tu compañero puede parecer egocéntrico. Lo cierto es que "el 'boomerasking' suele dejar un sabor amargo en la boca de quien lo recibe", según asegura el estudio. Lo único que sacia es el interés en ser escuchado y recibir una validación social.

Esta práctica resulta especialmente molesta cuando ocurre con frecuencia, por lo que cuidar a las personas que nos rodean (y escuchan) es esencial para que las conversaciones sigan siendo un punto de apoyo y crecimiento personal mutuo durante mucho tiempo.