El catedrático José Antonio Marina advierte sobre la búsqueda de la felicidad: "Está bien para un anuncio de Coca-Cola, pero no para un proyecto vital"

La felicidad es un concepto abstracto, pues varía en función de los gustos y preferencias de cada persona. Para unos, la felicidad puede enfocarse en elementos sentimentales, mientras que otros centran ese concepto en la riqueza económica o hasta en viajar constantemente.

La realidad actual es que, mientras el tiempo pasa, nos encontramos en una continua búsqueda de una felicidad que, en muchas ocasiones, no sabemos definir en qué consiste.

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¿Por qué no llegamos a la plena felicidad?

La persecución constante de esta felicidad indefinida puede llegar a frustrarnos, a llevarnos a pensar que, en realidad, nunca seremos felices del todo. Esto se debe a que, según explica el catedrático de Filosofía José Antonio Marina, nos empeñamos en encontrar constantemente lo que él define como la "felicidad subjetiva".

En una sociedad moderna en la que la satisfacción instantánea y la secreción de dopamina -una de las consideradas hormona de la felicidad- se encuentran a un solo clic, es necesario entender dos conceptos que pueden contribuir a explicar por qué la felicidad en la sociedad moderna nunca llega a satisfacernos completamente.

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Por una parte, el experto define, en su entrevista al medio 'Cuerpomente', la felicidad subjetiva como "aquel estado sentimental, intenso y agradable que me gustaría que durara para siempre". Explica que esta felicidad es "la que está de moda en la sociedad actual", pues se ha romantizado esta idea de "no echar nada necesariamente en falta".

Sin embargo, existe otra felicidad, que el catedrático cataloga como "felicidad objetiva" que, explica, "es una situación objetiva en la que me siento protegido en mi búsqueda de felicidad, seguro, acompañado y protegido por los derechos". Es lo que define como "vivir en una sociedad justa", en una "situación que podemos mantener siempre".

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Las claves de la felicidad

Centrar los esfuerzos en alcanzar lo que el catedrático define como "felicidad subjetiva" puede ser una de las razones por las que no llegamos a la verdadera felicidad.

Marina explica que lo que se tiene que buscar es aquella "actividad que tenga como resultado, pero no como fin, alcanzar ese estado", ya que, según dice, "la búsqueda obsesiva de la felicidad está bien para un anuncio de Coca-Cola, pero no para un proyecto vital".

En este sentido, el filósofo relaciona la felicidad con la satisfacción de tres deseos. No se trata de objetivos o metas, sino más de cómo nos organizamos con respecto al mundo que nos rodea.

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Tener una "vida cómoda, sin sobresaltos y con buena salud" es una de las claves que pueden llevarnos a la verdadera felicidad. Para llegar a ella, se deben satisfacer otros dos deseos: tener relaciones afectivas significativas, intensas y estimulantes y tener un propósito en la vida que le dé un significado.

Según el experto, todo ello constituye "lo que llamamos plenitud humana, que es el camino hacia la felicidad".