Reaparece tras 100 años el mamífero más grande de América

La selva atlántica de Brasil, una de las regiones más biodiversas y amenazadas del planeta, ha sido testigo de un acontecimiento extraordinario: el regreso del tapir sudamericano (Tapirus terrestris) a la Costa Verde. Después de un siglo de ausencia, este majestuoso mamífero, el más grande de Sudamérica, ha sido captado por las cámaras del Instituto Estatal de Medio Ambiente (INEA) de Río de Janeiro, marcando un hito en la conservación de la biodiversidad brasileña. La noticia ha sido recibida con júbilo por conservacionistas y científicos, quienes ven en este retorno una señal de esperanza para la recuperación de este ecosistema vital.

Un siglo de ausencia

La última vez que se tuvieron registros de tapires sudamericanos en estado salvaje en la región data de 1914, cuando fueron documentados ejemplares en el Parque Nacional Serra dos Órgãos. Durante el siglo siguiente, la acelerada urbanización, la fragmentación del hábitat y la caza intensiva llevaron a la desaparición de esta especie en la zona. El tapir, un animal pacífico y herbívoro, fue empujado al borde de la extinción local, convirtiéndose en un símbolo de la pérdida de biodiversidad que afectó a la Mata Atlántica. La ausencia del tapir, con su rol vital como dispersor de semillas, dejó una huella en el equilibrio ecológico del bosque.

La reaparición

Las 108 imágenes y videos capturados por las cámaras trampa del INEA revelaron la presencia de tres tapires, incluyendo una hembra y su cría, caminando por los densos bosques del Parque Estatal Cunhambebe (PEC). Este parque, una unidad de conservación de 38,000 hectáreas, se ha convertido en un refugio vital para numerosas especies amenazadas. La colaboración entre el INEA y la empresa Vale, que instaló las cámaras, fue crucial para documentar este momento histórico, que marca un antes y un después en los esfuerzos de conservación en la región. La reaparición de los tapires no solo es un motivo de celebración, sino también una llamada de atención sobre la necesidad de proteger estos santuarios de la naturaleza.

El tapir sudamericano no es solo el mamífero terrestre más grande de Sudamérica, sino también un actor clave en el mantenimiento de la salud de los ecosistemas. Su dieta se basa en hojas, frutos y semillas, y al desplazarse a través del bosque, dispersa las semillas a través de sus heces, contribuyendo a la regeneración y diversidad de la flora. Se le considera un verdadero "jardinero del bosque", sin cuya labor muchos árboles no podrían reproducirse. La reaparición de estos animales en la Mata Atlántica tiene un impacto directo en la salud del ecosistema, fortaleciendo el ciclo natural de la vida.

El Parque Estatal Cunhambebe (PEC) se ha erigido como un bastión de la biodiversidad en Río de Janeiro. Esta unidad de Protección Integral de Conservación abarca los municipios de Itaguaí, Mangaratiba, Angra dos Reis y Rio Claro, en la Costa Verde. Más allá de ser un refugio para los tapires, el PEC alberga una gran variedad de especies y ofrece a los visitantes la oportunidad de conectar con la naturaleza a través de sus senderos, cascadas y miradores. La reaparición del tapir en el PEC refuerza su importancia como área protegida y destaca la necesidad de fortalecer los esfuerzos de conservación. El parque es un testamento del poder de la protección del hábitat para recuperar especies que se pensaban perdidas.

La reaparición del tapir sudamericano en la Costa Verde de Brasil no solo es un hito en la conservación de la especie, sino también un símbolo de esperanza para el futuro de la Mata Atlántica. Este evento demuestra que con esfuerzos coordinados y la protección adecuada, es posible revertir la pérdida de biodiversidad y recuperar ecosistemas dañados. La presencia del tapir, como "jardinero del bosque", es un regalo para las futuras generaciones, un recordatorio de la importancia de preservar el mundo natural que nos rodea. El futuro del tapir, y de la Mata Atlántica, está ahora un poco más seguro, gracias a este extraordinario regreso.