Alaska airlines

Twerking en las alturas: el vídeo viral por el que fue despedida una azafata

La azafata en cuestión decidió compartir en sus redes sociales un vídeo en el que se la veía bailando en un pasillo del avión

Un avión despegando.

Un avión despegando.

Alexandra Costa

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El mundo de las redes sociales es un terreno fértil para la viralidad, donde un simple vídeo puede catapultar a la fama o, como en este caso, desencadenar un revés inesperado. La noticia de una azafata de Alaska Airlines que fue despedida por compartir un vídeo de sí misma haciendo twerking en un avión ha generado un torbellino de reacciones y debates sobre los límites de la expresión personal en el ámbito laboral. Este caso, que ha trascendido las fronteras de las redes sociales, nos invita a reflexionar sobre la delgada línea entre la libertad de expresión y la imagen corporativa, así como sobre las consecuencias de nuestras acciones en el ciberespacio.

La azafata en cuestión decidió compartir en sus redes sociales un vídeo en el que se la veía realizando twerking en un pasillo del avión. La intención, según trascendió, era generar un momento de diversión y mostrar una faceta más personal, alejada de la imagen tradicionalmente seria y profesional de las azafatas. Sin embargo, este intento de conectar con su audiencia de manera más informal le costó caro. Alaska Airlines, tras la difusión del vídeo y la consiguiente controversia, tomó la decisión de despedir a la empleada, alegando que su comportamiento no se ajustaba a los estándares de la compañía. La reacción del público fue inmediata, generando un debate entre quienes defienden la libertad de expresión y quienes consideran que la azafata traspasó los límites del decoro profesional.

Este caso pone de manifiesto la creciente tensión entre la libertad de expresión y las políticas de imagen corporativa en la era digital. Por un lado, los empleados tienen derecho a expresar su individualidad y compartir contenido en sus redes sociales, un derecho que se considera fundamental en las sociedades democráticas. Por otro lado, las empresas, especialmente las que operan en el sector de servicios, tienen la necesidad de mantener una imagen pública intachable y proteger su reputación. El dilema radica en cómo equilibrar estos dos aspectos, garantizando el respeto a los derechos de los empleados, pero al mismo tiempo asegurando que sus acciones no perjudiquen la imagen de la empresa. La cuestión es, ¿dónde se traza esa línea? ¿Es un baile, aunque sea en un contexto poco convencional, motivo suficiente para el despido?

¿Un contexto inapropiado o una reacción exagerada?

En el caso de la azafata de Alaska Airlines, el debate se centra en si el vídeo, por su contenido y el contexto en el que fue grabado (un avión de pasajeros), justificaba la decisión de despido. Algunos argumentan que el twerking, un baile que puede considerarse provocativo y poco apropiado para un entorno laboral, no era congruente con la imagen de seriedad y profesionalismo que se espera de una azafata. Otros, por el contrario, señalan que el vídeo era simplemente una expresión de libertad personal, realizada en un momento de ocio, y que la reacción de la aerolínea fue desproporcionada. Los críticos de la decisión de Alaska Airlines argumentan que la compañía actuó de forma represiva, priorizando la imagen corporativa sobre la libertad de expresión de sus empleados.

Este incidente también nos recuerda el poder de la viralidad en la era digital. Un video que en principio pudo haber sido concebido como un momento de diversión y entretenimiento, se convirtió en un fenómeno global que puso en jaque la carrera de una persona. Las redes sociales, que nos permiten conectar con personas de todo el mundo, también pueden amplificar nuestras acciones, exponiéndonos a un escrutinio público que puede tener consecuencias inesperadas. La historia de la azafata de Alaska Airlines es un claro ejemplo de cómo un acto aparentemente inofensivo puede desencadenar un efecto dominó de consecuencias en el mundo real. Nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad que conlleva el uso de las redes sociales y la necesidad de ser conscientes de cómo nuestras acciones pueden impactar en nuestra vida personal y profesional.