Y da mucha rabia

La regla numérica con la que bares y restaurantes hacen que gastes más

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Seguro que más de una vez has pedido una tapa con amigos y os habréis dado cuenta de que sobra o falta una unidad que hace imposible repartirla a partes iguales

La jueza ordena al nuevo operador del bar Pinotxo de la Boqueria dejar de usar ese nombre comercial

La jueza ordena al nuevo operador del bar Pinotxo de la Boqueria dejar de usar ese nombre comercial / MANU MITRU

Alexandra Costa

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¿Alguna vez has ido a un bar o un restaurante, has pedido una tapa y te has dado cuenta de que sobra o falta una unidad que hace imposible una repartición equitativa con tus amigos o familiares? Pasa con las croquetas, las gambas y las albóndigas, las gildas, y hasta con las lonchas y tacos de embutido. Es una práctica que saca de quicio, pero tiene una razón de ser: así los establecimientos venden más raciones. Además, detrás de esta manera de hacer, que se evidencia más en las franquicias, hay un truco y es matemático.

El sector de la restauración utiliza una regla numérica que se basa en el uso de números primos a la hora de servir las tapas y las raciones. Seguro que recordarás del colegio que los números primos son todos aquellos mayores que 1 y que solo son divisibles por uno y por sí mismos. Es decir, son el 2, el 3, el 5, el 7 o el 11. Si te fijas en la próxima ración que te sirvan, es muy probable que te encuentres con una tapa impar.

La regla inversa

Una regla que, por otro lado, puede ser a la inversa. Es decir, en el caso de que el número de comensales no sea par, sino impar, los establecimientos suelen servir cantidades parejas. De este modo se repite el mismo 'conflicto' y la cantidad a repartir nunca es igual y alguien se queda con ganas de más.

Así, con el fin de equilibrar el sobrante que falta o que queda, los consumidores tienden a pedir más comida y, por tanto, los bares y los restaurantes venden más. Si no hay un camarero simpático que entienda la situación, tire de amabilidad y compense la cantidad servida, hay otra opción: aplicar la táctica del tenedor y el cuchillo. En otras palabras, dividir la última unidad, la de la vergüenza, para que todo el mundo pueda disfrutar de ella.