¿Frío o enfermedad?

Los motivos que explican por qué tienes las manos frías

¿Resfriado? Este es el superalimento que te ayudará a frenarlo

Mujer manos guantes

Mujer manos guantes / Pexels / Ron Lach

Alexandra Costa

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Invierno es sinónimo de manos frías para mucha gente. Aunque te abrigues bien, guantes incluidos, las extremidades son carne de cañón durante los meses más gélidos del año. Esta molestia suele estar ligada a los ambientes frescos y es una señal de que el cuerpo está intentando mantener su temperatura normal. Por tanto, unas personas son más propensas que otras a padecerla y no es sinónimo de sufrir un mal grave. De hecho, pasa lo mismo con los pies. Sin embargo, si estás en un entorno acogedor, los mantienes bien resguardados y los sigues teniendo congeladas, quizás sea un síntoma de alguna dolencia, que con el frío se magnifica. Te explicamos cuáles pueden ser y qué remedios tienen.

Repite con nosotros: tener las manos frías, así como cualquier extremidad del cuerpo, es normal en invierno. De hecho, la mayoría del calor corporal se pierde la cabeza. El motivo no es otro que es una de las superficies más grandes del cuerpo y, además, suele estar descubierta. Los estudios afirman que por la testa podemos perder hasta un 10% de nuestra temperatura como consecuencia de la evaporación del sudor, del contacto de la piel con el frío y por la radiación, que es proporcional a la diferencia de temperatura con el entorno.

A más frío, más síntomas

Esta misma explicación y situación sucede con las manos, pero estas son mucho más sensibles porque tienen más terminaciones nerviosas. Por suerte, la solución es la misma: abrigarse. Es decir, ponerse guantes. Pero no es lo mismo estar a cinco grados centígrados que a -10 ºC. La temperatura y la sensación térmica son elementos clave a tener en cuenta a la hora de aplicar calor a la zona afectada: a más frío, más molestias.

Frío moderado = piel pálida y seca

Si el frío es moderado, las manos se pondrán de un color más pálido. Es un síntoma infalible de que el corazón bombea más sangre al cuerpo que a las extremidades para garantizar que los órganos vitales funcionen correctamente. Otro síntoma común del frío es la piel seca. Si tienes una sensación de tirantez o endurecimiento, o la piel se comienza a agrietarse, aplica crema hidrante. Verás que la mejora es inmediata.

Los calentadores, gran remedio (pero con cuidado)

Hay un remedio que permite calentar las manos más rápidamente, más allá de los guantes y de acercarte a una fuente de calor (como una chimenea o un radiador). Puedes utilizar calentadores. Los tradicionales, de bolsillo, entran en contacto con el aire. Luego están los eléctricos.

En ambos casos, deben aportar calor de manera suave y regular. De lo contrario, más que una solución puede ser un calvario. Si se te pasa por la cabeza poner las manos frías debajo del grifo con un chorro bien caliente, frena: un contraste brusco de temperatura provoca dolores articulares y musculares. ¿Sabes cuándo comes helado y te da un pinchazo en los dientes que ves las estrellas? Pues de este nivel de dolor estamos hablando. Así que opta por agua templada, te aliviará. Luego, poco a poco, puedes aumentar la temperatura.

El frío también puede originar hormigueo, entumecimiento y pinchazos, insensibilidad y dolor en las extremidades. Si es este caso, vigila todavía más con la diferencia de temperaturas: busca que sea gradual, por mucho que desees entrar en calor cuánto antes.

Sin embargo, estos síntomas también se encuadran en otras dolencias más serias, vinculadas al riego sanguíneo y a los sistemas circulatorio y nervioso.

¿Cuándo las manos frías son una señal de alerta?

1. Ansiedad y estrés. Cuando una persona está muy nerviosa, sobrepasada o en extrema alerta, se produce una alteración del riego sanguíneo, el cual ocasiona sudoración y un enfriamiento de las manos.

2. Problemas de circulación. Sucede cuando la sangre no llega correctamente a la punta de los dedos. Eso no quiere decir que sea un problema grave, pero no está de más consultar con un médico si sufres mala circulación, ya que se puede mejorar cambiando algunos hábitos, como la alimentación y la práctica de deporte.

3. Síndrome de Raynaud. Es un trastorno circulatorio que hace que los vasos sanguíneos se estrechen. Afecta en especial a los dedos de las manos y de los pies. De esta manera, llega menos sangre a las extremidades, que se vuelven más fríos.

4. Anemia. Esta afección se produce por falta de hierro y, por lo tanto, de glóbulos rojos en la sangre. Estos son los encargados de llevar el oxígeno a todos los órganos del cuerpo. Una mala oxigenación puede causar una incorrecta regulación de la temperatura, sobre todo en las extremidades.

5. Enfermedades reumáticas. A veces, las manos frías pueden llegar asociadas a enfermedades reumáticas y, en este caso, los dedos se ven de un color azulado o muy pálido.

6. Arterias bloqueadas. La grasa puede acumularse en las arterias e impedir que la sangre llegue bien a las extremidades, con el riesgo que esto supone de sufrir enfermedades cardiovasculares.

7. Hipertensión e hipotensión. Tener la presión arterial alta o baja puede hacer que llegue un menor flujo de sangre a las extremidades.

8. Esclerodermia. Es una enfermedad autoinmune por la que el organismo produce demasiado colágeno, lo que afecta a la piel y a los vasos sanguíneos.

9. Sedentarismo. La falta de actividad ralentiza el flujo sanguíneo. Por contra, hacer ejercicio físico activa la circulación y, en consecuencia, te hace entrar en calor.

10. Tabaquismo. El tabaco provoca una contracción de los vasos sanguíneos, así como un estrechamiento y un bloqueo de las arterias, lo que provoca problemas de circulación.

11. Alcoholismo. El alcohol dilata los vasos sanguíneos y hace perder calor a las personas. Sin embargo, estas no sienten fríos, ya que también ejerce un efecto sedante sobre el sistema nervioso.

12. Diabetes. Si no está bien tratada, puede afectar a la circulación y hacer que la sangre no llegue correctamente a manos y pies.