Cómo refrescar tu casa con solo abrir y cerrar la ventana

Buscar soluciones prácticas, sostenibles y económicas para poder tener la casa a una temperatura fresca y habitable en verano es uno de los mayores quebraderos de cabeza de los inquilinos de un inmueble en una época de escasez de recursos energéticos e inflación desbocada.

Así, hay gente que busca alternativas al aire acondicionado optando por los ventiladores, que son mucho más baratos y, también, de menor consumo.

Pero, incluso, se puede rizar el rizo con unos sencillos trucos con aquellos elementos que pertenecen a la propia casa como pueden ser las ventanas, persianas, toldos y cortinas.

En este artículo te explicamos cómo actuar para refrescar tu casa con el mínimo gasto energético y económico.

La temperatura exterior es la clave

¿Cuándo debemos abrir la ventana para que entre aire frío que refresque nuestro hogar y cuándo es mejor cerrarla para conservar el que ya teníamos? Es algo tan simple como acertar con las horas de más y menos calor en el exterior.

Si queremos refrescar nuestro hogar, es necesario abrir las ventanas solo cuando en el exterior la temperatura sea más baja que la que hay en el interior y, a ser posible, hacerlo cuando sople algo de brisa que permita que el aire corra por nuestras estancias.

Ayudará también a ese fluir de aire nuevo y fresco por el interior de nuestro hogar, que dejemos las puertas de las diferentes habitaciones abiertas para un reparto más extensivo de este aire a menor temperatura. Y si vivimos en un inmueble de espacio diáfano y con ventanas a banda y banda, tenerlas abiertas nos permite que el aire fluya creando una corriente que refresca aún más el hogar. Si, además, tenemos ventiladores en casa, será un buen momento de usarlos para ayudar a que el aire discurra rapidamente.

Pero en caso de que consigamos una temperatura óptima en casa y en el exterior haga más calor, es básico que las ventanas estén cerradas y las persianas echadas para evitar que ese frescor se disipe y, así, crear un efecto penumbra.

Una buena opción es, que en el caso de que tengamos toldos, poder extenderlos un rato antes de que el calor exterior asome porque nos servirá de parapeto de los rayos de luz solar que van directos a nuestro hogar. De igual modo, podemos correr las cortinas para añadir otra barrera más a la luz solar.

Esencial es ser conscientes de, teniendo en cuenta la ubicación de las ventanas en el inmueble, en qué dirección están encaradas al sol según las horas del día, para saber si el astro nos da directamente (más calor) o está posicionado de tal manera que genere una larga sombra que permite algo más de fresco.

Avanzarse a la previsión meteorológica

Un consejo útil es el de, antes de irte a dormir, revisar la previsión meteorológica del día siguiente para saber cuáles serán las horas de más y menos calor del día y así actuar en consecuencia.

Lo habitual es que en las primeras horas de la mañana y poco después de que el sol se ponga, la temperatura exterior sea más fresca que la del propio hogar. Por lo tanto, hay que evitar tener abiertas las ventanas en las horas centrales del día.

Asimismo, revisando el pronóstico del tiempo también puedes prever a qué horas puede soplar más viento y si hay algunas horas del día que el cielo se nuble para anticipar un breve episodio de lluvias o tormentas. Es una manera de establecer unos horarios para aprovechar los pocos momentos de tregua que aparecen en verano y más en épocas de calor extremo.

Las tormentas de verano, siempre que no sean de una intensidad que excedan la seguridad propia, son unos fenómenos meteorológicos que suelen ser habituales a media tarde y son episodios cortos que podemos aprovechar para refrescar el ambiente del hogar rápidamente con abrir las ventanas unos minutos antes de que aparezca la lluvia (cuando ves que en el horizonte se va ennegreciendo el cielo).