¿Afectaría a España una explosión nuclear en Ucrania?

La dirección del viento y la potencia de la deflagración serían determinantes

Explosión nuclear

Explosión nuclear / getty

Joan Lluís Ferrer

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La posibilidad de que se produzca una explosión nuclear en Ucrania ha dejado de ser algo remoto para convertirse en una situación verosímil, tal y como ponen de manifiesto tanto las amenazas del presidente ruso, Vladimir Putin, como algunos hechos que se están viviendo allí.

Una catástrofe nuclear podría tener lugar por dos vías: una explosión en una de las centrales existentes en Ucrania por un accidente o sabotaje deliberado en plena conflagración, o bien por el lanzamiento delibrado de un misil atómico, algo que no sucede desde 1945, cuando EE UU detonó dos bombas atómicas sobre Japón.

En Ucrania existen cuatro centrales nucleares, que cuentan en total con 15 reactores. La más grande de ellas, la de Zaporiyia, fue bombardeada en los primeros días de la guerra y desde entonces ha registrado explosiones en sus alrededores, pero afortunadamente no se midieron emisiones de radiactividad. Se trata de la central más grande de toda Europa y, según alertó el ministro de Exteriores ucraniano, si estallara dicha central ocasionaría una nube radiactiva “diez veces más grande” que la de Chernóbil de 1986.

Central nuclear de Chernobyl

Central nuclear de Chernobyl / AP

Aunque las cifras varían según la fuente, Rusia tiene actualmente más de 6.000 cabezas nucleares, de las cuales unas 1.600 están ya desplegadas y el resto están o almacenadas o en otras situaciones.

¿Qué sucedería en caso de lanzarse un misil nuclear sobre Kiev u otra ciudad de dicha región? Teniendo en cuenta que existen muchos tipos de bomba nuclear, el portal

outrider.org

, especializado en la temática, afirma que si se detonara un artefacto de potencia media sobre dicha ciudad causaría unos 236.000 muertos y más de 1,2 millones de heridos.

La ola de calor que se produciría nada más estallar alcanzaría una superficie de 8.289 kilómetros cuadrados, equivalente a la Comunidad de Madrid. Dentro de esa extensión todas las personas sufrirían quemaduras mortales o de tercer grado. Pero quienes sobrivieran, sufrirían daños celulares que causarían su muerte a medio o largo plazo.

A partir de ahí, la nube radiactiva se propagaría a lo largo de Europa y Asia en función del viento y la intensidad de la explosión. La bomba del zar, el arma nuclear más mortífera existente, desataría una hecatombe de consecuencias globales. Cuando se detonó en modo experimental, en los años sesenta, su estallido rompió cristales situados a 900 kilómetros de distancia.

Bomba del zar, la más potente que existe

Bomba del zar, la más potente que existe / getty

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) de España es el organismo encargado de gestionar todo lo relacionado con las centrales existentes en nuestro país y también los protocolos de seguridad ante un eventual accidente fuera de nuestras fronteras, pero con capacidad para afectarnos.

Sus portavoces son remisos a detallar los efectos que podría tener sobre España una explosión en Ucrania, pero los expertos de Greenpeace, por ejemplo, confirman que la Península podría verse afectada por una eventual explosión nuclear en dicho país.

Meritxell Bennàssar, responsable de la campaña nuclear de dicha organización, recuerda que “un accidente nuclear tiene un principio pero no tiene un final”, dada la prolongadísima vida que puede tener la radiación liberada en el aire, el suelo y las aguas. “La radiación no tiene fronteras y puede afectar a zonas muy lejanas”, señala. En el caso de una explosiónen Ucrania, "podría llegar a España", confirma.

Bennàssar afirma que “según los isótopos que se liberen, tardarían mucho en remitir, ya que permanecen durante meses, años, siglos o milenios”, según de cuál se trate.

Las islas Baleares serían las más expuestas al riesgo de radiación en caso de una bomba o accidente en una central ucraniana, dada su mayor proximidad geográfica, pero la Península podría verse también afectada. Ello dependería de varios factores, empezando por la intensidad de la explosión y siguiendo por la dirección y fuerza de los vientos que soplen en ese momento.

Eso puede hacer que “países que estén más cerca de Ucrania se vieran menos afectados y, en cambio, otros situados más lejos resultarían más afectados”, señala.

La experta de Greenpeace recuerda lo que sucedió con el accidente de Chernóbil de 1986, “un claro ejemplo de lo que puede pasar”: “Aún se discute si llegó o no a Baleares, pero la lluvia radiactiva llegó a países como Finlandia, Reino Unido, Noruega o Italia.

Alcance de la nube radiactiva de Chernobyl

Alcance de la nube radiactiva de Chernobyl / eltiempo.es

“En Italia, tras la explosión, se pidió a la población que no saliera de sus casas durante varios días y se prohibió el consumo de frutas, verduras y leche. En el Reino Unido se sacrificó una gran cantidad de ovejas, vacas y otros animales, porque podían estar comiendo pastos contaminados, con el consiguiente riesgo de contaminar la leche”, señala Bennàssar.

Pero la radiación podría llegar a España no solo directamente a través de la atmósfera, sino también a través de las aves migratorias, que tras haber ingerido una baya o cualquier animal en suelo contaminado, lo terminarían expulsando en la Península a través de los excrementos.

En cuanto a la seguridad de las centrales nucleares ucranianas, “es cierto que están construidas a prueba de bombas, pero no de todas las bombas”. La única ventaja, si es que la hay, afirma Bennàssar, es que todas estas centrales fueron construidas por los rusos “y saben cómo funcionan”, lo que reduce en principio el riesgo de un accidente por negligencia.

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