Fauna

Así se automedican los chimpancés

Estos primates utilizan insectos triturados para curar sus heridas y las de sus congéneres

Un grupo de chimpancés.

Un grupo de chimpancés. / pixabay

Ramón Díaz

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La Real Academia de la Lengua define “inteligencia” como la capacidad de entender, comprender o resolver problemas. Durante milenios, el ser humano creyó que era el único ser vivo con ese don, pero la ciencia ha demostrado que no es así, que hay animales inteligentes, capaces de usar y fabricar instrumentos, de resolver incógnitas y de sentir emociones complejas. Los sucesivos experimentos científicos han ido ahondando en las capacidades de muchos animales. Un reciente estudio ha demostrado que los chimpancés (Pan troglodytes) utilizan insectos triturados para curar heridas.

Investigadores del Proyecto Chimpancé Ozouga y de la Universidad de Osnabrück, en Alemania, han estudiado durante siete años a un grupo de 45 chimpancés en el parque nacional Loango, en Gabón, y han comprobado que estos animales se ayudan de insectos triturados para curar sus heridas y, lo que es aún más sorprendente, las de sus congéneres.

Los autores resaltan que la automedicación (proceso mediante el cual un huésped suprime o previene los efectos nocivos del parasitismo y otras causas de enfermedad a través de medios conductuales) ya había sido observada en varias especies; por ejemplo, osos, elefantes o estorninos. Y, por supuesto, en los grandes simios.

Pero, hasta ahora, la mayoría de los estudios sobre automedicación en primates no humanos se referían a la ingestión de partes de plantas o sustancias no nutritivas para combatir o controlar los parásitos intestinales. E investigaciones más recientes también informaron de aplicaciones tópicas de hojas u otros materiales (incluidos los artrópodos) a los tegumentos de la piel.

Los chimpancés, por ejemplo, tragan o mastican hojas de plantas con propiedades antiparasitarias para eliminar parásitos intestinales. Sin embargo, la de Loango es la primera noticia conocida de una aplicación tópica de un remedio.

Chimpancés curanderos

“Hasta ahora, nunca se había informado sobre la aplicación de insectos o partes de insectos en la herida de un individuo o en la de un congénere”, recoge el estudio, que se ha publicado en 'Cell Current Biology’. Reporta las primeras observaciones conocidas de chimpancés haciendo de curanderos: aplicando insectos a sus propias heridas y a las de sus congéneres.

Ejemplar de chimpancé.

Ejemplar de chimpancé. / pixabay

La primera observación fue protagonizada por una voluntaria del proyecto, Alessandra Mascaro, estaba filmando a una hembra llamada ‘Suzee’ interactuando con su cría, y pareció coger algo del aire, ponérselo entre los labios y aplicarlo a una herida abierta en el pie de la pequeña. Los científicos comprobaron que ese comportamiento se repetía en otros chimpancés.

Los investigadores llegaron a la conclusión de que los objetos que agarraban del aire eran insectos voladores. Posteriormente, los científicos se dedicaron a filmar a los chimpancés con heridas del grupo, que eran los que mostraban este comportamiento. Y están convencidos de que los insectos aplicados tienen propiedades antiinflamatorias o antisépticas.

Los autores de la investigación están ahora interesados, precisamente, en identificar las especies de insectos que utilizan los chimpancés. Este objetivo supone todo un reto, ya que los chimpancés trituran los insectos en la boca como parte de su proceso y resultará difícil comprobar de que taxones se trata.

Pero los chimpancés estudiados no sólo trataron sus propias heridas, sino que también aplicaron los insectos a las heridas de otros individuos, a veces no relacionados familiarmente y sin apenas relación, al contrario de lo que ocurría en el caso de la madre con su cría. Esto sugiere, según los autores, un “comportamiento prosocial”; es decir, en beneficio de los demás individuos del grupo, algo que hasta ahora no estaba tan claro en el caso de los chimpancés.

Y los babuinos reconocen palabras escritas

El descubrimiento se produce justo diez años después de otro que también supuso una sorpresa para los científicos: comprobaron que los babuinos (Papio sp.) reconocen palabras escritas.

Investigadores de la Universidad de Aix-Marsella (Francia) demostraron entonces que los babuinos, aunque no tienen habilidades lingüísticas, pueden dominar uno de los elementos básicos de la lectura: el reconocimiento de signos. Los resultados, publicados en la revista ‘Science’, mostraron algo que los científicos ya sospechaban, que esta habilidad no es exclusiva del lenguaje, y por lo tanto de los humanos. Y que debió aparecer antes de la evolución de la especie humana.

Hembra, macho y cría de babuino hamadríade.

Hembra, macho y cría de babuino hamadríade. / Dick Mudde

La clave de aquella investigación fue que para discernir las palabras con y sin sentido, los babuinos no utilizaron una aproximación holística, sino la información de las letras individuales, según los autores del estudio.

En un periodo de un mes y medio, los primates aprendieron a discriminar docenas de palabras con sentido entre más de 7.000 sin sentido. Uno de los ejemplares, llamado ‘Dan’, llegó a reconocer 300 palabras durante el estudio.

Los científicos concluyeron que, en humanos y babuinos, el modo de reconocer las palabras a través de las letras ‘imita’ a la manera en la que reconocemos un objeto cotidiano como la suma de sus partes.

Posteriormente, se realizaron estudios similares con otras especies de primates y en todos los casos fueron positivos: los grandes simios reconocen palabras escritas. A la habilidad de reconocer combinaciones específicas de letras se la conoce como ‘procesamiento ortográfico’ y es el primer paso en el proceso de aprender a leer.

Estudio de referencia: https://www.cell.com/current-biology/fulltext/S0960-9822(21)01732-2