Biodiversidad

Récord de deforestación en el Amazonas brasileño el primer trimestre de este año

La agricultura industrial, la especulación de tierras y la minería, principales causas

Deforestación en el Amazonas brasileño.

Deforestación en el Amazonas brasileño. / Felipe Werneck / Ibama

Ramón Díaz

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La deforestación en la Amazonía brasileña registró un nuevo récord en los primeros tres meses de este año. Las imágenes satelitales revelaron la destrucción de 941 kilómetros cuadrados de selva tropical (equivalente a la mitad de la superficie de las Islas Comores). Es la tasa trimestral más alta desde el inicio del programa de monitoreo Deter de Brasil en 2015.

Aunque, según datos de la agencia espacial brasileña INPE, durante el mes de marzo la deforestación se desaceleró un 15% con respecto al mismo mes del año anterior, a 312 kilómetros cuadrados (equivalente a la superficie de Malta), los máximos históricos registrados en enero y febrero provocaron el nuevo récord negativo trimestral.

Los expertos achacan esta destrucción a las políticas del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien presiona para abrir las tierras amazónicas protegidas a la agroindustria y la minería.

Desde que Bolsonaro asumió el cargo, en 2019, la deforestación anual promedio de Brasil en la Amazonía, un recurso crucial en la carrera para frenar el cambio climático, aumentó más del 75% con respecto a la década anterior.

De hecho, el Amazonas brasileño ha perdido desde 2019 más de 10.000 kilómetros cuadrados al año de cubierta forestal, un área del tamaño del Líbano, frente a los 6.500 kilómetros cuadrados al año de la década anterior

La destrucción se debe principalmente a la agricultura y la especulación de tierras para destinarlas a labores agroganaderas, ya que Brasil es el mayor exportador mundial de carne de res y soja, según alertan las organizaciones conservacionistas.

También los incendios (la mayoría provocados para ganar terrenos agrícolas) y la actividad minera están provocando la pérdidas de grandes áreas boscosas. Brasil alberga alrededor del 60 por ciento de la selva amazónica.

Retroceso en la política ambiental

“Claramente, hemos visto en los últimos años un retroceso en la política ambiental y el resultado se ve con récords de deforestación para el primer trimestre de 2022 y en años anteriores”, señala la portavoz de Greenpeace Brasil, Cristiane Mazzetti.

Agentes del Grupo de Inspección Especializada del Ibama desactivan máquinas de minería ilegal en el amazonas brasileño.

Agentes del Grupo de Inspección Especializada del Ibama desactivan máquinas de minería ilegal en el amazonas brasileño. / Vinícius Mendonça / Ibama

Estas nuevas cifras sugieren que Brasil puede estar en camino de establecer un nuevo récord anual de deforestación en 2022. Ello pese a que este país fue uno de los signatarios de un compromiso internacional realizado en la cumbre COP26 en Glasgow para poner fin a la deforestación para 2030.

Bolsonaro también se comprometió entonces a eliminar la deforestación ilegal en el gigante país sudamericano para 2028, adelantando dos años un objetivo anterior. Pero los activistas medioambientales subrayan que el presidente de Brasil, en realidad, está haciendo justo lo contrario: propiciar la destrucción de la selva tropical.

Las pérdidas de arbolado en el Amazonas brasileño ya habían sido de récord en las tres semanas primeras semanas de este año: casi 360 kilómetros cuadrados de cubierta forestal, un área de más de seis veces el tamaño de Manhattan y mayor que la superficie de las Islas Vírgenes. En enero de 2021 la deforestación había sido sensiblemente menor: 63 kilómetros cuadrados (poco más que la superficie de San Marino).

Los datos fueron también negativos en febrero, cuando se perdieron 199 kilómetros cuadrados de cubierta vegetal en el Amazonas brasileño (el equivalente a la extensión de la Samoa Americana). Fue un 62% más que en el mismo mes del año anterior.

Los ambientalistas resaltaron entonces que la cifra era “sumamente preocupante”, dado que febrero se enmarca en plena temporada de lluvias en la Amazonía, típicamente un período bajo de deforestación. “Los dos primeros meses de este año establecieron récords de deforestación: 629 kilómetros cuadrados, más del triple del año pasado”, detalla Rómulo Batista, de Greenpeace.

Aumento de las emisiones de CO2

Esta situación alimenta los temores de que este año vea la destrucción conocida en la Amazonía brasileña, pues la temporada pasada la deforestación alcanzó el máximo en los últimos 15 años, con 13.235 kilómetros cuadrados (casi la extensión de países como Montenegro o Las Bahamas) desde agosto de 2020 hasta julio de 2021, según otro programa de monitoreo del INPE, Prodes, cuyos registros se remontan a 1988.

Greenpeace achaca esta situación a la “falta de políticas para combatir la deforestación y los delitos ambientales en la Amazonía, impulsadas por la actual administración”.

Incendio en el Amazonas brasileño.

Incendio en la Amazonía brasileña. / Vinícius Mendonça / Ibama

La deforestación en el Amazonas está provocando un notable aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero de Brasil. En 2020, pese a que la pandemia redujo la actividad económica y a que las emisiones mundiales cayeron un 7%, las emisiones aumentaron en Brasil un 9,5% con respecto al año anterior.

Un informe científico achacó este incremento, precisamente, a la perdida de cubierta vegetal. Brasil emitió en 2020 el equivalente a 2.160 millones de toneladas de dióxido de carbono, su nivel más alto desde 2006, según el informe de el Observatorio del Clima, una coalición de grupos ambientalistas.

El aumento de las emisiones tuvo que ver con los registrados en el sector agrícola (del 2,5%) y por los cambios de uso de la tierra, que incluye la tala y quema de árboles (un 23,7%). Porque las emisiones industriales cayeron en Brasil ese año un 4,6%, hasta registrar niveles no vistos desde 2011.

Brasil logró la hazaña de ser quizás el único gran emisor de carbono que contaminó más en el primer año de la pandemia. Este es un golpe más a la imagen internacional del país”, denunció Greenpeace. Entre los diez países con mayor deforestación en el planeta, cuatro son amazónicos: Brasil, Bolivia, Perú y Colombia.