La Generalitat valenciana blindará la posidonia tanto en la orilla como en el mar

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La Generalitat Valenciana ha dado un paso más en sus esfuerzos de conservación natural de las playas redactando una normativa que pretende blindar los arenales durante cinco meses al año. Se quiere posibilitar así que los restos de posidonia que el mar deposita en las playas permanezcan allí durante un tiempo para conservar la arena de las playas frente a los temporales marinos y evitar así la regresión de la costa. También se regulará el fondeo sobre las praderas submarinas de posidonia por parte de yates recreativos.

Estas barreras de posidonia seca tienen la función de preservar la arena de la orilla y evitar que los temporales se la lleven, por lo que los expertos consideran imprescindible conservar estas acumulaciones de ‘algas’ secas si se quiere mantener la playa.

Es una medida aplaudida por biólogos y ecologistas, pero contestada por el sector turístico y parte de la población, que ve en esta materia un obstáculo para los bañistas y una fuente de malos olores.

El problema es similar en toda la franja mediterránea y las islas, y en cada sitio se han adoptado soluciones diferentes, pero cada vez más orientadas a preservar estas acumulaciones de posidonia, al menos en los momentos clave del año.

La Generalitat Valenciana está redactando un decreto que contempla restringir su recogida en todas las playas de la Comunidad Valenciana durante cinco meses al año: del 15 de octubre al 15 de marzo.

Prohibir el fondeo de embarcaciones

El decreto, inspirado en la legislación autonómica de Baleares, regulará además el fondeo de embarcaciones sobre las praderas submarinas de posidonia, un actividad ahora totalmente fuera de control y protagonizado por embarcaciones recreativas y de pesca deportiva -esta última actividad tiene en las aguas de la provincia de Alicante un impacto muy negativo, apenas sancionado-.

El objetivo es garantizar la conservación tanto de las praderas submarinas de posidonia como de las comunidades biológicas de las que forman parte, y lo hará mediante la regulación de los usos y actividades que puedan afectar a las especies y a los hábitats tanto en el mar -prohibición del fondeo- como en la zona litoral mar-tierra, junto a la adopción de medidas que contribuyan «de forma activa al mantenimiento y la consecución de su estado favorable de conservación».

En Baleares, la regulación de los fondeos sobre estas praderas entró en vigor hace tres años, ante la masiva llegada de yates a las playas de Formentera, que alberga la mayor pradera de posidonia del Mediterráneo, declarada Patrimonio de la Humanidad.

El decreto balear establece un régimen sancionador para los infractores que echan el ancla sobre posidonia y también ha conllevado un sistema de vigilancia para invitar a los barcos que incumplen estas restricciones a retirarse a otro sitio antes de ser multados.

La Posidonia oceánica es una planta marina que vive únicamente en el Mediterráneo y que forma grandes praderas en los fondos arenosos cercanos a la costa. Para su desarrollo precisa de aguas de buena calidad, transparentes y bien oxigenadas.

Las praderas de Posidonia oceánica son el lugar de puesta y refugio de gran cantidad de peces, crustáceos y moluscos, enriqueciendo la biodiversidad del medio marino y garantizando su mantenimiento.

Las largas hojas de Posidonia oceánica que se desprenden como consecuencia de los temporales son arrastradas por las olas hasta la orilla, generándose un acúmulo de hojas que se conoce como arribazones. La presencia de arribazones en una playa indica que cerca hay una pradera sumergida de Posidonia oceanica, siendo una clara señal de que las aguas de baño están limpias y libres de contaminación. Según los biólogos del Instituto de Ecología Litoral de El Campello, los arribazones son beneficiosos, ya que atenúan el efecto del oleaje y protegen la línea de costa de la pérdida de arena de las playas.

Retirar la posidonia seca solo en verano

Una retirada sistemática de los restos de Posidonia oceánica desprotege las playas frente al oleaje de los temporales marítimos, especialmente los que se producen en otoño. El efecto a corto o medio plazo es una pérdida de arena que facilita los procesos de erosión de la costa. Por eso su recogida debe limitarse a la temporada estival.

Alfonso Ramos, catedrático del departamento de Ciencias del Mar y Biología de la Universidad de Alicante, y su equipo de investigación destacan la importancia de los «montones de algas» (arribazones) que se acumulan en las orillas a pie de playa, y su papel «clave» en la protección de la arena.

«Son estructuras (formadas) con las hojas y rizomas de la planta marina Posidonia que se acumulan en gran cantidad originando barreras (…) que protegen a la playa de la pérdida de arena y aportan nutrientes al entorno arenoso».

Además de su papel en la retención de arena, estas «algas» producen materia orgánica (35-40 toneladas de materia seca por hectárea y año), y sobre todo son una gran fuente de oxigenación -de cinco a 20 litros de agua por metro cuadrado- y el hábitat para más de 400 especies de plantas y 1.000 de animales, muchas de ellas de interés comercial. También captan CO2, actuando como elemento mitigador del cambio climático.

El texto, ahora en periodo de alegaciones, prevé excepciones a la norma bajo autorización expresa de la administración.

La retirada y eliminación con maquinaria pesada de las algas supone un gasto millonario para los ayuntamientos de municipios turísticos, y por otra parte, una importante facturación para las empresas de limpieza.

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