Hallan en ámbar el fósil intacto de un cangrejo de la era de los dinosaurios

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La sorpresa ha sido mayúscula entre los científicos. El hallazgo en un árbol de un fósil de cangrejo de la era de los dinosaurios perfectamente conservado en ámbar ha venido a desafiar las ideas preconcebidas sobre el origen de estos animales. En el registro fósil, los cangrejos no marinos evolucionaron hace 50 millones de años, pero este animal tiene el doble de edad. Además, posee branquias, lo que implica que era acuático o semiacuático. Entonces, ¿qué hacía en un árbol? Los investigadores tratan de resolver el misterio.

Los fósiles atrapados en ámbar brindan una instantánea única de la anatomía, biología y ecología de organismos extintos. Los fósiles más comunes hallados en ámbar, formada a partir de la resina que emana de la corteza de los árboles, son animales terrestres, principalmente insectos. Y en muy raras ocasiones los científicos descubren en el ámbar un organismo acuático.

En un estudio publicado el 20 de octubre en ‘Science Advances’, un equipo internacional de investigadores describe el primer cangrejo de la era de los dinosaurios del Cretácico conservado en ámbar. Con la ayuda de un escáner crearon una reconstrucción tridimensional completa del animal, que permite ver el cuerpo completo, incluidos los tejidos blandos, las antenas y las piezas bucales revestidas con pelos finos.

Lo han bautizado como Cretapsara athanata, que significa ‘el espíritu inmortal del Cretácico de las nubes y las aguas’, por la era en la que vivió este cangrejo, y Apsara como el espíritu de las nubes y las aguas en la mitología del sur y sudeste asiático. El nombre de la especie se basa en ‘athanatos’, que significa inmortal, en referencia a su preservación realista como si estuviera ‘congelado en el tiempo’ dentro de una cápsula de color ámbar.

El cangrejo fósil más completo jamás descubierto

Es el cangrejo de aspecto moderno más antiguo (aproximadamente 100 millones de años) y el cangrejo fósil más completo jamás descubierto. Rivaliza en integridad con la misteriosa Callichimaera perplexa, un pariente muy lejano apodado por los científicos “el ornitorrinco del mundo del cangrejo”.

La impresionante conservación de Callichimaera incluyó también tejidos blandos y partes delicadas que rara vez se fosilizan. Tanto Cretapsara como Callichimaera son “nuevas ramas en el árbol de la vida del cangrejo” que vivió durante la que los científicos denominan la ‘Revolución del cangrejo Cretácico’, un período en el que los cangrejos se diversificaron en todo el mundo y se originaron los primeros grupos modernos, mientras muchos otros desaparecieron.

Los cangrejos se encuentran en todo el mundo, desde las profundidades de los océanos hasta los arrecifes de coral, las playas, los ríos, las cuevas e incluso en los árboles, ya que se encuentran entre los pocos grupos de animales que han conquistado la tierra y el agua dulce varias veces (al menos doce desde la época de los dinosaurios).

El registro fósil de cangrejos se remonta al Jurásico temprano, hace más de 200 millones de años. Pero los fósiles de las variedades no marinas son escasos y se limitan en gran medida a trozos y pedazos del caparazón: garras y patas en rocas sedimentarias. Hasta ahora.

El ejemplar de Cretapsara athanata, que se encuentra en el Museo Longyin Amber, en Yunnan (China), es “espectacular, único en su clase. Es absolutamente completo y no le falta ni un solo pelo en el cuerpo, lo cual es notable», resaltó el autor principal del estudio, Javier Luque, investigador postdoctoral en el Departamento de Biología Organísmica y Evolutiva de la Universidad de Harvard.

Un animal acuático o semiacuático

Las  microtomografías computarizadas del fósil, tomadas por un equipo capitaneado por Lida Xing, de la Universidad de Geociencias de China, posibilitaron una reconstrucción tridimensional completa del animal, lo que permitió a los investigadores ver el cuerpo completo del animal. Sorprendentemente, descubrieron que tenía branquias bien desarrolladas. Asi que era un animal acuático o semiacuático.

“Cuanto más estudiábamos el fósil, más nos dábamos cuenta de que este animal era muy especial en muchos sentidos”, apuntó Luque. Tiene un aspecto notablemente moderno. Se parece a algunos cangrejos de la costa actuales, diferentes a la mayoría de los existentes durante la era del Cretácico medio.

Los animales acuáticos muy rara vez se conservan en resinas de árboles que se vuelven ámbar. Los cangrejos hallados anteriormente en ámbar son muy pocos. Y todos pertenecen a un grupo vivo de cangrejos terrestres de tierras tropicales y árboles conocidos como Sesarmidae, del Mioceno (hace 15 millones de años). Entonces, ¿cómo pudo conservarse un animal acuático de 100 millones de años en el ámbar de un árbol, que normalmente alberga especímenes terrestres?, se preguntan los investigadores.

Las branquias evolucionan para incluir tejido similar al pulmonar para respirar tanto dentro como fuera del agua en las especies que conquistan tierra firme. Sin embargo, Cretapsara no tiene tejido pulmonar, solo branquias bien desarrolladas, lo que indica que el animal no vivía completamente en la tierra.

“Estábamos tratando con un animal que probablemente no sea marino, pero tampoco completamente terrestre”, señaló Luque. Ocurre que en el registro fósil, los cangrejos no marinos evolucionaron hace 50 millones de años, pero este animal tiene el doble de edad.

¿Era el Cretapsara un ‘trepador de árboles’?

Cretapsara ha venido a cerrar una brecha en el registro fósil y a confirmar que los cangrejos, en realidad, invadieron la tierra y el agua dulce durante la era de los dinosaurios, no durante la era de los mamíferos. Esto lleva la evolución de los cangrejos no marinos mucho más atrás en el tiempo de lo que se creía.

Los investigadores plantean la hipótesis de que Cretapsara era un cangrejo juvenil de una especie de agua dulce o anfibia. O quizá un cangrejo juvenil semiterrestre que migra a la tierra desde el agua, como ocurre con los cangrejos rojos de la Isla de Navidad, donde las madres, que viven en la tierra, liberan en el océano a sus crías, que luego salen del agua y regresan a tierra firme.

Además, los científicos plantean la hipótesis de que Cretapsara pudo haber sido un trepador de árboles’. “Estos cangrejos del Mioceno tienen un aspecto moderno y, como sus parientes actuales, tal vez vivían en árboles en pequeños estanques de agua”, expuso Luque.

“Este estudio está haciendo retroceder en el tiempo el momento del origen de muchos de estos grupos. Cada fósil que descubrimos desafía nuestras ideas preconcebidas sobre el tiempo y el lugar de origen de los organismos. Esto a menudo nos hace mirar más atrás en el tiempo», señaló Luque.

El estudio es parte de un proyecto financiado por la National Science Foundation, con Luque, Javier Ortega-Hernández y Joanna Wolfe, ambos de la Universidad de Harvard, y la profesora Heather Bracken-Grissom, de la Universidad Internacional de Florida.

Informe de referencia: https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.abj5689

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Fotografía principal: Xiao Jia (Museo del ámbar de Longyin)