La desaparición del hielo en el Ártico amenaza las poblaciones de aves marinas

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Hace solo unos días, el 16 de septiembre, el hielo marino del Ártico alcanzó su extensión mínima anual: 4,72 millones de kilómetros cuadrados. Fue la duodécima extensión más baja en 43 años. Y las 15 extensiones más bajas se han registrado en los últimos 15 años. Entre las muchas consecuencias de esta situación destaca que pone en peligro el futuro de las poblaciones de aves marinas del entorno del Polo Norte, la mayoría de las cuales se alimentan preferentemente de peces y crustáceos en los bordes de la superficie helada.

Un estudio del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona y el Instituto Polar Noruego (NPI, por sus siglas en inglés) ha revelado que la revelado la amenaza que se cierne son las aves marinas del Ártico.

La investigación, publicada en la revista especializada ‘Diversity and Distributions’, evalúa la relación entre el retroceso del hielo marino en las últimas décadas y el descenso de las poblaciones de aves marinas del Ártico. Y aporta algunas de las escasas evidencias empíricas que relacionan los cambios en la criosfera –la parte del sistema terrestre donde el agua se encuentra en forma sólida– con la dinámica poblacional de los grandes depredadores del Polo Norte.

Una de las consecuencias del cambio climático es que el Ártico se está calentando más rápido que cualquier otra región de la Tierra (el doble del promedio mundial), lo que ha provocado cambios ambientales dramáticos. Entre otros, una reducción muy rápida y pronunciada de la extensión, el grosor y la duración estacional del hielo. Los científicos temen que esta situación tenga “profundos efectos en la vida silvestre y los ecosistemas del Ártico”, especialmente en las aves, explica el investigador del NPI Sébastien Descamps.

Colonias de aves en regresión

Colonias de aves en regresión“Dado que las respuestas de las poblaciones de los organismos del Ártico a la falta de hielo marino no siempre son directas, pues las distintas especies y poblaciones suelen responder de manera diferente, estudios como éste son clave para entender el impacto su pérdida en los ecosistemas árticos”, añade el científico.

La investigación se desarrolló en el archipiélago noruego de Svalbard, en el Océano Glacial Ártico. Los científicos utilizaron datos de series de tiempo a largo plazo (1988-2018) de dos fiordos en West Spitsbergen y de dos de las aves marinas más comunes del Ártico, el arao de Brünnich (Uria lomvia) y la gaviota de patas negras (Rissa tridactyla).

Los científicos descubrieron que el tamaño de las colonias de araos y gaviotas ha disminuido en Svalbard desde mediados de la década de 1990 en adelante. Pero las formas de estas trayectorias no son lineales y el tamaño de las colonias de gaviotas se ha estabilizado o incluso aumentado en los últimos años.

También en la supervivencia de los polluelos del arao negro (Cepphus grylle mandtii) y en el comportamiento de alimentación de la foca anillada (Phoca hispida)

Por el contrario, se han observado efectos positivos de la desaparición del hielo marino en especies consideradas dependientes del hielo. Por ejemplo, mejora en condición corporal en la ballena de Groenlandia (Balaena mysticetus).

Los investigadores resaltan en el estudio la “clara necesidad” de estudios adicionales para proporcionar más información sobre cómo otras especies y comunidades están respondiendo al retroceso del hielo marino. Por ejemplo, si está influyendo en el tamaño de la población del oso polar (Ursus maritimus).

Baja disponibilidad de alimentos

Baja disponibilidad de alimentosLa concentración de hielo marino en West Spitsbergen disminuyó durante el período de estudio. Y la concentración de hielo marino se asoció significativamente con el tamaño de la colonia de aves marinas con un retraso de dos años.

El vínculo entre el hielo marino y el tamaño de la población de aves marinas tiene que ver con cambios en la cadena alimentaria. Dos años después de que se registra una reducción destacada de la superficie de hielo marino se produce una baja disponibilidad de alimentos.

Y es que el hielo marino puede afectar a las poblaciones de vertebrados a través de diferentes mecanismos. La mayoría de ellos están vinculados a la disponibilidad de presas, al menos para especies depredadoras como las aves marinas.

El retroceso del hielo afecta a la probabilidad de reproducción y, por lo tanto, al tamaño de las colonia de aves. Así ocurrió en los dos fiordos estudiados en el caso de los araos. En el caso de las gaviotas, por el contrario, no fue evidente en uno de los fiordos.

Los autores señalan que la presencia de glaciares que liberan grandes volúmenes de agua de deshielo puede crear “áreas de alimentación rentables”. También “puntos calientes de alimentación” que amortiguan los efectos del cambio sobre las aves que se alimentan en la superficie, como las gaviotas.

“Nuestro estudio proporciona evidencia de que la disminución en curso del hielo marino del Ártico juega un papel (importante) en las trayectorias de las poblaciones de aves marinas», concluyen los investigadores, entre ellos el español Francisco Ramírez. «Sin embargo, la desaparición del hielo marino en las zonas de reproducción probablemente no fue el principal impulsor de los cambios en las poblaciones de aves marinas”, añaden.

Menos hielo, menos aves

Menos hielo, menos avesPredicen que la previsible disminución en la extensión o concentración del hielo marino debido al cambio climático afectará negativamente a las especies depredadoras que dependen principalmente de ese hábitat para alimentarse. Los efectos podrían retrasarse en el tiempo.

Menos hielo marino puede traducirse en una menor productividad de plancton o peces. Lo que puede significar una menor abundancia (de aves marinas) algunos años después. Y una menor supervivencia y/o reproducción de sus depredadores”, recoge el estudio.

Pero también habrá efectos “directos e inmediatos” en rasgos específicos de los depredadores (por ejemplo, la eficiencia de búsqueda de alimento). Los científicos temen que esto suceda, por ejemplo, con el pingüino antártico Adelia (Pygoscelis adeliae).

Pero la pérdida puntual de hielo este año es solo una parte del problema. Porque la cantidad de hielo de varios años (el que ha sobrevivido al menos una temporada de deshielo de verano) se sitúa en la actualidad uno de los niveles más bajos desde que comenzaron los registros, en 1984.

Además, el calentamiento global ha provocado cambios climáticos notables en Svalbard. Entre 1970 y 2020, la temperatura media aumentó 4ºC y en los meses de invierno 7ºC. Se están empezando a registrar temperaturas superiores a los 20ºC. Los científicos auguran un aumento de temperatura de entre 7ºC y 10ºC en Svalbard para fines de este siglo.

Mientras tanto, en el otro extremo del planeta, en la Antártida, la extensión del hielo marino también está cayendo rápidamente este año. No obstante, todavía es demasiado pronto para determinar si ha alcanzado el máximo.

Estudio de referencia: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/ddi.13389

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Foto principal: Franco Banfi