El mundo deforestó el equivalente a toda Suiza en el año de la pandemia

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En el año de la pandemia, el mundo se detuvo,… pero no la deforestación. En 2020 los bosques tropicales disminuyeron un 12%, a pesar de que la actividad humana se había frenado considerablemente. Además, en varios períodos del año cayó la demanda de artículos que promueven la deforestación, como el aceite de palma o el cacao.

Esto significa que durante el año 2020 el mundo perdió otras 12,2 millones de hectáreas de árboles, lo que corresponde a un área similar a toda Suiza, marcando un récord en los últimos veinte años, tan solo por detrás de la cifra de 2016, según un informe de la Food and Agriculture Organization (FAO).

Las pérdidas fueron particularmente graves en los bosques primarios tropicales húmedos, como el Amazonas, el Congo y Asia sudoriental, unos ecosistemas considerados de vital importancia.

Estos bosques actúan como sumideros de carbono en la regulación del clima global, junto al océano, y, además, además están dotados de ecosistemas insustituibles para el funcionamiento de nuestro planeta.

Las áreas boscosas de Brasil fueron las peor paradas. Durante el 2020, el país concentró un tercio de la destrucción de bosques con 1,7 millones de hectáreas perdidas, lo que supone un aumento de aproximadamente el 25% con respecto al año anterior.

El más afectado fue el Amazonas, que ha estado sufriendo una serie de incendios descontrolados desde 2019. En este sentido, la deforestación ha crecido un 209% en el estado de Amazonas desde que Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, asumió el cargo.

Desde entonces ha borrado del mapa 844 millas cuadradas de bosque, hogar de tres millones de especies naturales y animales que proporciona el 20% del oxígeno del planeta.

Víctimas de la agricultura a gran escala

Como confirma la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su último informe sobre el estado de los bosques, “la deforestación y la degradación de las masas forestales siguen produciéndose a ritmos alarmantes, lo que contribuye de manera significativa a la actual pérdida de biodiversidad”.

En este sentido, recuerda que la expansión agrícola sigue siendo una de las principales causas, en tanto que la resiliencia de los sistemas alimentarios humanos y su capacidad de adaptarse a los cambios futuros dependen de esa misma biodiversidad.

De hecho, la agricultura comercial a gran escala -principalmente la cría de ganado vacuno y el cultivo de soja y aceite de palma– causó el 40% de la deforestación de bosques tropicales entre los años 2000 y 2010, y la agricultura local de subsistencia lo fue de otro 33%.

Se estima que desde 1990 se han perdido unos 420 millones de hectáreas de bosque a causa del cambio de usos de la tierra, pese a que la tasa de deforestación ha disminuido en los últimos treinta años.

Ejemplo de ello son los datos del último lustro, pues entre 2015 y 2020, la tasa de deforestación se situó en 10 millones de hectáreas al año, cuando en la década de 1990 era de 16 millones de hectáreas al año.

A pesar del cambio, la superficie de bosques primarios en todo el mundo ha disminuido en más de 80 millones de hectáreas desde 1990. Al mismo tiempo más de 100 millones de hectáreas de bosques se están viendo afectadas por incendios forestales, plagas, enfermedades, especies invasoras, sequías y fenómenos meteorológicos adversos

De captar carbono a emitirlo

La destrucción de los bosques no solo acaba con el mayor sumidero de dióxido de carbono del planeta, también puede convertirlos en un verdadero enemigo para la lucha contra el cambio climático.

Y es que, aunque los bosques tropicales juegan un papel clave en la lucha contra el calentamiento global porque absorben el carbono durante la fotosíntesis, emiten carbono cuando se queman o se deterioran después de morir.

La destrucción de un 12% de los bosques tropicales liberó más de 2.500 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Esa cifra es equivalente a las emisiones anuales de 570 millones de coches, es decir, prácticamente la mitad de todos los que hay en circulación en el mundo.

Asimismo, la destrucción de bosques conlleva a la pérdida del hábitat natural de cientos de especies, provocando que la diversidad biológica se merme cada año.

La inmensa mayoría de la biodiversidad terrestre se encuentra en los bosques del mundo, desde los bosques boreales del extremo norte hasta las pluviselvas tropicales.

En conjunto, contienen más de 60.000 especies arbóreas diferentes y proporcionan hábitats para el 80% de las especies de anfibios, el 75% de las especies de aves y el 68% de las especies de mamíferos.

Alrededor del 60% de todas las plantas vasculares se encuentran en los bosques tropicales. Hoy el 8% de las plantas forestales evaluadas, el 5% de los animales forestales y el 5% de los hongos que se encuentran en los bosques están calificados como especies en peligro crítico.

Avances muy lentos para reforestar

Los países no se han quedado pasivos ante la situación. Concretamente 61 de ellos se han comprometido, de forma conjunta, a restaurar 170 millones de hectáreas de tierras forestales degradadas en virtud del Desafío de Bonn, pero los progresos hasta la fecha han sido lentos.

De hecho, y con el ritmo actual, “el mundo no está en camino de cumplir la meta del Plan estratégico de las Naciones Unidas para los bosques de aumentar en un 3% la superficie forestal para 2030”, tal y como sentencia la FAO en su informe.

Para cambiar el curso de la deforestación y la pérdida de biodiversidad, los expertos insisten en que “necesitamos urgentemente transformar nuestros sistemas alimentarios para detener la deforestación y la pérdida de biodiversidad”. Para ello, la FAO insiste en que es urgente alejarnos de la situación actual, pues la demanda de alimentos está dando lugar a prácticas agrícolas inadecuadas y a una situación que está aún muy lejos de revertirse.

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