Cómo reparará Joe Biden el caos medioambiental de Trump

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El nuevo presidente se dispone a regresar al consenso internacional, con metas especialmente ambiciosas en materia de clima

La tarea que tiene ante sí el nuevo presidente de EE UU, Joe Biden, en materia medioambiental es ingente. Donald Trump ha causado tantos destrozos en esta materia que los expertos creen que se tardarán muchos años en recomponer la situación, justamente en un momento crítico para evitar la debacle climática que se avecina. Durante su mandato, Donald Trump emprendió una sistemática, planificada y meticulosa labor de desmantelamiento de las leyes medioambientales que preservan los espacios naturales y los recursos de EEUU y, al mismo tiempo, dio a la industria todo lo que ésta pedía: eliminación de límites para contaminar, fundamentalmente.

Los expertos (incluyendo un estudio de la Universidad de Nueva York) calculan que las leyes y normas derogadas durante esta legislatura en materia de medio ambiente oscilan entre las 70 y las 95. Algunas de ellas han consistido en:

  • Eliminar los topes máximos de polución generada por los automóviles, tal y como habían solicitado las empresas del sector.
  • Reformar la ley que obliga a los grandes proyectos a tener una evaluación de impacto ambiental para poder aprobar estos proyectos sin trabas ecológicas.
  • Reactivar la construcción de dos grandes oleoductos que cruzan el país y en el que tenían intereses tanto Trump como otros miembros de su gabinete.
  • Anular la ley que prohibía a las empresas mineras realizar vertidos contaminantes a los ríos.
  • Suprimir la prohibición de uso del pesticida clorpirifos, vinculado a daños en el sistema nervioso…

Otro caso especialmente significativo son las centrales eléctricas basadas en el carbón, las más contaminantes de todas. Desde hace veinte años han ido cerrando progresivamente y ahora ya sólo queda la mitad de las que había entonces, pero ante las presiones de la industria, Trump emitió un decreto para anular las restricciones dictadas durante la era de Obama, dar nueva vida al carbón y mantener esta forma tan insostenible de generación eléctrica.

Para garantizar que su faena desreguladora no olvide ningún aspecto, Trump se marcó como prioridad dejar la todopoderosa Agencia de Protección Ambiental (EPA, en inglés) reducida a una simple caricatura, sin ninguna función. Ordenó congelar cualquier nueva investigación de este organismo público y hasta exigió el cierre de la web en la que informaba sobre cambio climático.

Por tanto, no sólo fue la retirada del Acuerdo de París sobre el clima lo que marcó la agenda política de Trump en relación al medio ambiente.

El reto de reparar el estropicio

¿Qué hará ahora Joe Biden? The New York Times publicó recientemente los nueve puntos que, a buen seguro, marcarán el cambio de rumbo en esta materia durante los primeros meses o años del nuevo mandato. Por supuesto, el regreso al consenso internacional mediante la firma del Acuerdo de París será la primera de las actuaciones, tal y como el propio Biden ha anunciado. Si, además, lo hace con los objetivos que él mismo proclama (realmente ambiciosos), la situación climática planetaria podría tener una oportunidad para la recuperación.

Biden se comprometió a reducir a cero las emisiones estadounidenses de dióxido de carbono para el año 2050. Para empezar, quiere que para 2035 la industria eléctrica de EE UU ya no genere emisiones. Se trata de pasos muy ambiciosos que sólo podrán llevarse a cabo si se produce un masivo despliegue sostenido de las energías limpias durante los próximos años.

Otra de las promesas realizadas por Biden es la celebración de una reunión con los líderes internacionales en una Cumbre Mundial por el Clima para lograr que los gobiernos realicen reducciones más audaces en sus niveles de emisión.

Órdenes ejecutivas

Desarrollar y aprobar nuevas regulaciones llevará un tiempo y, además, siempre estarán sometidas a la mayoría conservadora de la Corte Suprema, así que Biden ha anunciado que, en los primeros meses de su mandato, firmará órdenes ejecutivas (decisiones por la vía rápida) para pedir a las empresas que fijen nuevos límites de emisiones de metano en los pozos petrolíferos y de gas. También pedirá que se recuperen y refuercen los parámetros de eficiencia y ahorro energético en electrodomésticos y edificaciones.

Igualmente, ha anunciado que firmará otra orden ejecutiva anulando la que firmó Trump en 2017 para suprimir las restricciones a la explotación de energía en alta mar. También podría detener la reactivación de los proyectos de los controvertidos oleoductos, si bien Trump apuró sus últimos días en el cargo para amarrar las autorizaciones y lograr derechos jurídicos, con lo que la cuestión puede acabar en los tribunales.

Igualmente, Biden ha prometido adoptar “medidas inmediatas para revertir el ataque de Trump contra los tesoros nacionales de Estados Unidos”, incluidos los recortes masivos en 2017 a los monumentos nacionales de Bear Ears y Grand Staircase-Escalante, así como la apertura de algunos sectores del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico a la exploración petrolera. Biden dijo que en su primer día como presidente firmará una orden ejecutiva con el fin de preservar el 30 por ciento del territorio y las aguas estadounidenses para el año 2030.

Se abre, en definitiva, un nuevo horizonte en el panorama ambiental de Estados Unidos, una nación que, por su tamaño, volumen industrial, peso demográfico y recursos naturales, tiene un peso enorme en el conjunto del planeta. Pero, sobre todo, sigue siendo el gran referente del mundo occidental. Los ojos están puestos en lo que haga el nuevo presidente.