El cóctel de Navidad y pandemia multiplica el tráfico en el centro de Barcelona

Agentes de la Guardia Urbana desviando la circulación a la altura de  Gran Via con la calle Diputació.

Agentes de la Guardia Urbana desviando la circulación a la altura de Gran Via con la calle Diputació. / ELISENDA PONS

Carlos Márquez Daniel

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Unas fiestas como las de antes. Sin centros comerciales en el perímetro, porque siguen cerrados por las exigencias de la pandemia; coche, y al centro. Este extraño lunes de puente ha dejado imágenes insólitas en Barcelona, o como mínimo, imágenes de otra década y de otro siglo, de cuando bajabas sí o sí al Gòtic para comprar un amigo invisible. Se daba por hecho que media ciudad estaba fuera, pero el epicentro de la capital catalana ha vuelto a ser el hervidero de compras que fue hasta la entrada del nuevo siglo, cuando empezaron a consolidarse las grandes superficies. La situación ha obligado a cortar las calles que dan acceso al aparcamiento subterráneo de la plaza de Catalunya, uno de los primeros que se construyeron en la urbe. Precisamente, en el largo puente que tradicionalmente se asocia a las compras navideñas, y precisamente cuando Barcelona está en expansión del covid porque la famosa Rt de contagios está por encima de 1.

Todo ha empezado a cambiar a partir de las 11 de la mañana. A pesar de que la oferta de transporte público es la más generosa de la historia, con red ortogonal de autobuses, con más kilómetros de metro que nunca, con Bicing…, han sido multitud los que, quizás empujados por las bajas temperaturas -propias para la época, impropias respecto al cálido mercurio de las últimas semanas- han apostado por el vehículo privado porque, total, en el centro se puede aparcar, de toda la vida. Bajo tierra o en zona azul. Via Laietana en sentido Barceloneta; plaza de Catalunya, en el lado de Fontanella (debjo de El Corte Inglés), paseo de Gràcia con Aragó, y algunos tramos de Gran Via han concentrado los problemas antes de ir a comer.

Colapso de coches, la mañana del lunes, en Via Laietana

Colapso de coches, la mañana del lunes, en Via Laietana / Ricard Cugat

La cosa se ha ido complicando, y sobre las 14.30 horas, la Guardia Urbana ha cortado el paseo de Gràcia a la altura de Gran Via (este punto también se ha vallado sobre las 18 horas), y la calle de Bergara en su acceso a través de Balmes, que por la tarde se ha cortado a partir de Gran Via en dirección Pelai. Usuarios del párking Saba se han quejado de la situación: "Estamos encerrados desde hace una hora y no se puede salir, cuesta hasta respirar", denunciaba un conductor. También por la tarde, al filo de las 19 horas, se ha cortado Diputació con paseo de Gràcia. En definitiva, en todos los nervios que llevaban al corazón se ha hecho un torniquete para que la circulación fuera por otros derroteros. Es habitual que se corten calles por manifestaciones, accidentes, pruebas deportivas o iniciativas municipales como el ‘obrim carrers’, pero ya no es nada frecuente que se restrinja el paso a vehículos por el exceso de congestión, en este caso, por los volquetes de automóviles que querían aparcar bajo la caótica plaza de Catalunya para ir a hacer unas compras. Solía suceder antes de los años 90, cuando en Barcelona empezaron a florecer grandes superficies comerciales que, poco a poco pero sin descanso, fueron quitando mercado a los ejes comerciales de toda la vida, como el de Portal de l'Àngel, Gran de Gràcia o Sants-Creu Coberta.

Coches y peatones, en Gran Via con Rambla Catalunya, este lunes

Coches y peatones, en Gran Via con Rambla Catalunya, este lunes / Elisenda Pons

Todo esto coincide, además, con la tradicional Fira de Santa Llúcia y con las actividades organizadas por el ayuntamiento en la plaza. Ya no hay pista de hielo (fue una de las primeras decisiones del gobierno de Ada Colau tras ganar la alcaldía, la de poner fin a la iniciativa comercial que perduró durante todo el mandato de Xavier Trias) pero sí todo tipo de eventos patrocinados por el ayuntamiento bajo el título de Ciutat de Nadal. El tráfico en general en la ciudad, según cifras de la Urbana, sigue por debajo de las cifras del año pasado, un 12% menos, punto abajo, punto arriba. El uso del transporte público, en cambio, se mantiene en cifras muy alejadas a las de los tiempos anteriores al coronavirus, cuando de hecho estaba marcando récords históricos, sobre todo en cuanto al uso del suburbano. De media, desde que terminó el confinamiento, metro y bus se han dejado a la mitad del pasaje por el camino. ¿Dónde han ido a parar? A medios de transporte individuales: coche, moto y bicicleta, amén de los que ahora optan por andar. Pero si hay que cargar bolsas, ya se sabe: ¿bajamos en coche?