LA CARA OSCURA DE LA NUEVA MOVILIDAD

Patinetes tirados al mar y a los contenedores de basura

PATINETE

PATINETE / RICARD CUGAT

Manuel Vilaseró

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La irrupción descontrolada de los patinetes eléctricos en las grandes ciudades española ya ha llevado a Barcelona, Madrid, Valencia y otros municipios dictar normativas que básicamente cirunscriben su uso a los carriles bici y a las denominadas calles 30, excluyéndolos de las calzadas y las aceras, pero está por ver si son capaces de conseguir que las nuevas leyes se cumplan.

Primera estadística de siniestros

Por el momento las noticias negativas se acumulan. En la primera estadística de su incidencia en la seguridad del tráfico, la Policía Municipal de Madrid ha informado que entre finales de junio y primeros de noviembre ha registrado 22 accidentes con estos vehículos. De estos 22, ocho fueron atropellos a peatones en las aceras de las calles de Madrid y el resto, percances donde resultaron heridos los conductores de los artilugios. Como consecuencia de ello se han producido 18 heridos de carácter leve y dos graves, uno de ellos un menor de siete años en el parque de El Retiro.

En el conjunto de España se ya contabilizan dos fallecidos, una mujer en Sabadell y un niño de cinco años atropellado por un autobús Badajoz otra en Badajoz.

La molestias que causan a los peatones han provocado la queja que las personas con movilidad reducida han presentado ante del Defensor del Pueblo a través del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI).

En Madrid se ha creado incluso grupo conectado por Twitter autodenominado ‘la liga de los apartinetes’, personas que se dedican a quitar los aparatos de la acera cuyos usuarios lo dejan tirados en cualquier parte.

La liga de los 'apartinetes'

Los ‘apartinetes’ han resultado muy cívilizados. Indican donde deben depositarse los patinetes que estorban para dejarlos correctamente aparcados. Algo muy alejado aún de los que ocurrió en la ciudad estadounidense de Los Ángeles en la que grupos organizados de peatones optaron por destrozar, tirar al mar y a los contenedores de basura los molestos aparatos.

Esta imagen de un montón de patinetes depositados como molestos residuos puede verse en un instructivo documental lanzado por plataforma Netlix hace tan solo unos días dentro de la serie ‘Internet y el nuevo periodismo’.

La cinta, de apenas 20 minutos, explica muy bien el nacimiento de este ingenio en Silicon Valley, donde en poco tiempo se adueñó todas su calles mientras sus creadores, la startup Bird, sembraba todas las ciudades americanas de sus vehículos en una calculada estrategia para imponer el su oferta de aparatos compartidos.

Reacciones opuestas

La reacción contraria fue tal que algunos estados, como Wisconsin, lo prohibieron totalmente, mientras que otras ciudades, como Memphis lo acogieron con entusiamo. En esta ciudad de Tenessee, que hace diez años se consideraba como la peor urbe de Estados Unidos para patinar e ir en bici, las autoridades han adecuado las vías y ven a los patinetes como una bendición que resuelve sus problemas de transporte urbano. 

Nada muy alejado de lo que ocurre en Europa. Mientras en Holanda y Alemania los han vetado taxativamente, Bélgica no solo los apoya sino que dotará a sus fuerzas de seguridad un modelo diseñado a medida.

Charlie Warzel, el reportero autor del documental de Netflix y miembro del equipo de la publicación anti-Trump Buzz Feed News, reflexiona al final de la cinta que ante cualquier nueva teconología hay que “descubrir que hacer con ella”. Cree que los patinetes eléctricos pueden ser una forma de “renovar” las “vidas y las ciudades” y que han “llegado para quedarse”. “Si algo he aprendido con los reportajes sobre tecnología en estos diez años es que el futuro está muchas veces en las cosas más ridículas y tontas y llega cuando menos te lo esperas”, concluye.