¿Qué son los vórtices Von Kármán? ¿Dónde y por qué se forman?

El satélite europeo Sentinel 3 lo ha vuelto a hacer y ha capturado imágenes impresionantes de un enjambre de nubes en forma de espiral cerca de las islas Canarias. El fenómeno ha llamado la atención, entre otros, de Mario Picazo, que ha difundido la imagen a través de sus redes sociales. Las masas nubosas se denominan vórtices de Von Kármán, y solo se forman bajo circunstancias concretas y en determinados lugares.

Estos vórtices son muy habituales en el archipiélago canario, así como en las islas de Madeira, Cabo Verde o las islas Guadalupe y Socorro. En el Atlántico norte, la isla de Jan Mayen es otra zona que suele crear esta formación atmosférica, igual que las islas Aleutianas en Alaska.

Adquieren su nombre en honor al ingeniero y físico húngaro-estadounidense Théodore Von Kármán. Este científico detalló en 1911 la formación de los vórtices, que ya habían sido descritos en 1878. Para ello colocó cilindros en fluidos y describió en qué circunstancias formaban remolinos.

No fue hasta el pleno funcionamiento de los satélites cuando se pudo demostrar las teorías de Von Kármán. Ocurrió en 1964.

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) explica que los vórtices de Von Kármán son “filas casi paralelas de vórtices, situados en posiciones y sentidos de giro alternos a lo largo de la estela de un obstáculo en un fluido (como, por ejemplo, la atmósfera) en determinadas condiciones favorables”. Estos vórtices, indica, “se pueden manifestar en forma de remolinos nubosos en capas bajas atmosféricas cuando hay condiciones para la condensación”.

¿Cómo se forman?

Las estructuras se forman cuando hay nubes de tipo estratocúmulos o cúmulos en zonas dominadas por anticiclones subtropicales. Son zonas de gran estabilidad y con presencia de fuerte inversión térmica, una capa de aire donde la temperatura aumenta con la altura y actúa como una ‘tapadera’ atmosférica. Para que acaben de conformarse, el viento debe ser estacionario y superior a 10 metros por segundo

Los vórtices tienen un ciclo de vida de hasta 30 horas y sus ondas pueden tener hasta 50 kilómetros de longitud.