Inestabilidad meteorológica

Del calor a las tormentas y la calima: Catalunya afronta una semana de cambios para ir despidiendo el verano

El repunte de los termómetros del lunes y el frente de lluvias propiciado por los restos de 'Danielle' protagonizarán unos días marcados por los vaivenes en el tiempo

Lluvia en Barcelona, en la calle  Consell de Cent

Lluvia en Barcelona, en la calle Consell de Cent / Jordi Otix

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A partir de la semana que viene los días de calor más sofocante comenzarán a llegar a su fin en Catalunya. Pero no será un descenso acusado de los termómetros que suponga un auténtico respiro para aquellos que anhelan ya entrar a un clima otoñal.

Tampoco lo hará de un día para otro, ni será la borrasca que ha surgido de los restos de 'Danielle' el principal motivo, aunque sí uno de ellos, que lo consiga.

Lo que sí que comportará los vestigios de este ex huracán que tantos titulares ha dejado estas últimas dos semanas, es un frente de lluvias, probablemente asociados a una DANA -aunque con lo errático de su progresión es difícil de determinar-.

A partir del martes, inestabilidad

Será a partir del martes que el frente de lluvias barrerá Catalunya con precipitaciones que se presentarán de forma dispar, pero que, en principio y según los modelos actuales -que se tendrán que ir confirmando o modificando con el paso de los días-, mantendrá una situación de inestabilidad a lo largo de toda la semana.

Esta encadenamiento de jornadas de precipitaciones afectará durante la primera mitad de la semana al sector más oriental y el litoral de Tarragona. Así, las lluvias serán más probables tanto en frecuencia como en cantidad en el interior de Catalunya, con especial incidencia en el Pirineo y Prepirineo occidental, y menos en el litoral central y costa Brava, donde la tónica será la de un aumento notable de la nubosidad.

Anomalías de temperatura (izquierda) y lluvias (derecha) para la semana del 12 al 18 de septiembre

Anomalía de temperatura (izq.) y lluvia (dcha.) para la semana del 12 al 18 de septiembre. / Copernicus

Ya a partir del miércoles, la aparición de los chubascos se mantendría en el sector del Pirineo pero también se focalizaría en el litoral de Barcelona y el de Tarragona con núcleos de precipitaciones situados en el mar que alcanzaría la costa. Serán jornadas en los que la combinación de horas de sol, aumento rápido de la nubosidad y descarga de lluvias, será la constante.

La parte negativa de estas lluvias tan necesarias en una época de sequía severa, con los embalses de las cuencas internas con tan solo un 38% de su capacidad, es que éstas no siempre se presentarán con un flujo continuo, estable y asumible, sino más bien de forma desigual y, ocasionalmente, a modo de tormentas que probablemente vengan acompañadas de aparato eléctrico y, quizá, granizo.

Las lluvias ayudarán, pero no podrán paliar las consecuencias de unos meses de estrés hídrico que alargará esta carestía durante el próximo trimestre.

Por otro lado, el empuje de los vientos de componente sureste conllevará también el arrastre del polvo en suspensión que origina la calima. No será extraño presenciar esa 'lluvia de barro' que ensucia el ambiente. No serán días para tender la ropa al aire libre, ni para lavar el coche si se ha de dejar aparcado en la vía pública.

Termómetros en descenso, pero sin un adiós definitivo del calor

Se espera un descenso de las temperaturas, pero eso será entre el martes y el miércoles ya que para el lunes los termómetros aún continuarán repuntando y la sensación de calor y bochorno seguirá presente.

Sobre esta caída de los termómetros, justo cuando la borrasca haga acto de presencia, conllevará sencillamente que la temperatura máxima se sitúe en consonancia o ligeramente por encima de la media que tocaría para un mes de septiembre.

En cambio, al menos en toda la franja oriental más cercana al Mediterráneo, las mínimas seguirán siendo altas para lo habitual en estas fechas. Será difícil volver a sufrir noches tórridas -temperaturas por encima de los 25ºC-, pero sí que aún se acabará superando el umbral de los 20ºC en horario nocturno, que es lo que se considera como noche tropical.

En el interior, en cambio, los termómetros sí que notarán un descenso más acusado. La prolongación de las lluvias durante varias jornadas significarán primero una caída de las temperaturas y que luego éstas se mantengan estables.