Sensación térmica

Calor y humedad: bochorno asegurado

Las altas temperaturas en poblaciones marítimas, como Barcelona, conlleva de efecto secundario que el sudor se convierta en la segunda capa corporal de muchos de sus habitantes

Calor bochorno

Calor bochorno / Zowy Voeten

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"La humedad es peor que el propio calor" es una de las frases estrella del verano cuando se discute sobre cómo nos afecta el bochorno que suele ser habitual en las poblaciones de costa. como es el caso de Barcelona, donde este sábado a pesar de un suave descenso de las temperaturas -máxima de 27ºC-, la sensación de bochorno sigue aún más presente por el alto porcentaje de humedad. Las consecuencias físicas son visibles al instante y queda reflejada por la transpiración corporal. En resumidas cuentas: chorreamos en sudor tanto de día como de noche.

La sudoración es el mecanismo natural del organismo para regular la temperatura corporal, ya que su evaporación desde la piel reduce la temperatura.

Y aun así, sudar solo no hace nada para refrescar el cuerpo a menos que el agua se evapore. El clima pseudo tropical pegajoso combinado con altas temperaturas dificulta ostensiblemente que podamos regular con normalidad la de nuestro cuerpo y eso repercute en que sea un mayor riesgo para la salud.

Los riesgos de mezclar calor y humedad

La AEMET clasifica en cuatro niveles el riesgo por calor a partir de la sensación térmica que percibe una persona.

La sensación térmica se calcula combinando la temperatura en el aire -la registrada normalmente en los termómetros- con el porcentaje de humedad presente.

Así, a partir de los 27ºC y hasta los 32ºC de sensación térmica notaremos fatiga por una exposición prolongada o practicando actividad física. De los 33ºC a 40ºC de sensación térmica ya hay riesgo de insolación, golpes de calor y calambres, que se acentúan y son más probables cuando van de los 41ºC a 53ºC. Por último, el golpe de calor y la insolación es inminente cuando la sensación térmica supera los 53ºC.

Estas consecuencias para nuestra salud han quedado registradas en una investigación presentada por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) denominada 'La aparición de calor y humedad demasiado severos para la tolerancia humana', donde se explica que una temperatura húmeda que notifique una sensación térmica de 35°C marca nuestro límite fisiológico superior.

E, incluso, valores mucho más bajos puede tener graves impactos en la salud y la productividad en aquellas personas con condiciones de salud preexistentes (como enfermedades respiratorias, cardiovasculares y renales), los ancianos, así como quienes realizan trabajos extenuantes al aire libre y atléticos actividades, corren un alto riesgo).

"Cuando las temperaturas de bulbo húmedo -un indicador de cuánto puede enfriarse el cuerpo humano por sí mismo mediante el sudor- son extremadamente altas, hay tanta humedad en el aire que la sudoración se vuelve ineficaz para eliminar el exceso de calor del cuerpo, como sucede en una sala de vapor", ha explicado Colin Raymond, autor principal del estudio. “En algún momento, tal vez después de seis o más horas, esto provocará un fallo orgánico y la muerte en ausencia de acceso a refrigeración artificial”.

Consejos para relativizar los efectos de la sudoración

No se puede cambiar la propia climatología, pero sí aplicar una serie de actos cotidianos que nos pueden ayudar a mitigar la sudoración.

El principal es evitar salir a la calle y exponerse en las horas de más calor y humedad del día. También es importante mantener nuestra estancia lo más seca y ventilada posible.

En cuanto a la hora de vestir, hay que primar la ropa que sea holgada, de tejidos finos y muy transpirable.

Por otra parte, las duchas e higiene personal ayudan a rebajar ese calor corporal. A la hora de alimentarse hay que limitar las comidas frugales y las picantes y evitar las bebidas azucaradas y las alcohólicas e hidratarse frecuentemente con agua para reponer el líquido que vamos perdiendo a través de la sudoración.

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