Estudios

Crece el interés del colectivo de etnia gitana por estudiar en la universidad

Andrea Fernández y María Contreras han iniciado estudios de Matemáticas y Derecho gracias al Plan Integral del Pueblo Gitano.

Andrea Fernández y María Contreras han iniciado estudios de Matemáticas y Derecho gracias al Plan Integral del Pueblo Gitano. / periodico

ACN

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Dieciséis estudiantes de etnia gitana han iniciado este curso estudios universitarios y nueve lo han hecho gracias a un acuerdo del Consejo Interuniversitario de Catalunya. El interés por la universidad de este colectivo ha ido creciendo en los últimos años y es una muestra que hasta 75 personas están matriculadas actualmente en el curso de acceso para mayores de 25 años que por primera vez se realiza en Lleida y Terrassa, además de Barcelona.

Miguel Beltrán dejo de estudiar cuando tenía 14 años, en 8º de EGB. Ahora tiene 36 y hace un par de años que, gracias al apoyo de su familia, decidió hacer el curso de acceso a la universidad para mayores de 25 años. Se enteró gracias al Plan Integral del Pueblo Gitano y, aunque reconoce que ha sido “duro y difícil”, está contento de los resultados. Este septiembre empezó los estudios de Enfermería en la Universidad de Barcelona, cumpliendo una de sus aspiraciones.

Miguel sueña con poder trabajar en el sector sanitario de aquí a poco tiempo. No sabe si lo conseguirá, pero de momento el proceso le ha servido para demostrar a los que no creyeron en él que ha sabido llegar a la universidad. Miguel explica que los profesores y su entorno en la EGB no creyeron en él y consideraron que solo servía para trabajar en el mercado “como todos los gitanos”. Para Miguel su esfuerzo está poniendo de manifiesto que “los gitanos servimos para mucho”.

Experiencia “muy enriquecedora”

Las primeras semanas de clase ya le parecieron una experiencia “muy enriquecedora”. Para este chico, padre de tres hijos, el cambio es muy grande y hace falta “ponerle ganas” para acostumbrarse. Reconoce que le harán falta muchas horas de estudio, compaginadas con el trabajo, pero no le pesa porque ya ve las primeras consecuencias en su entorno.

Explica que su hijo hizo un “cambio drástico” desde que empezó a estudiar él y pasó de sacar las notas justas para pasar de curso a tener buenas notas. Ahora, explica, ya sueña en sus propios estudios y en tener su propia empresa. “Esto todavía me motiva más”, concluye Miguel.  

Él es uno de los 16 estudiantes de etnia gitana que el Plan Integral del Pueblo Gitano, del Departamento de Asuntos Sociales, ha ayudado a entrar en la universidad. Lo ha hecho a través del curso de acceso para mayores de 25 años, una opción que en los últimos 6 años ha registrado 150 matriculaciones. Este año, ha habido más interés, apuntándose 75 personas, repartidas a partes iguales en los centros de Barcelona, Lleida y Terrassa.

“Acción transformadora” para el colectivo

El acceso para mayores de 25 años es una de las vías que pueden utilizar estos jóvenes para entrar en la universidad. Este curso, no obstante, también se ha facilitado el acceso a la universidad a jóvenes del colectivo con menos nota, dificultades de desplazamiento u otras circunstancias que no les permitía entrar en los estudios que querían.

Se ha podido hacer a través de una acción afirmativa que aprobó el CIC para este curso. Según el responsable del Plan, Ramon Vilchez, el objetivo de esta medida es “ponerlo lo más fácil posible” a un colectivo con “cierta exclusión social”, pero con los mismos conocimientos que los otros.

Vilchez lo califica de “acción transformadora” porque aprueba los estudios universitarios a la cultura gitana y quiere cambiar la tendencia de este colectivo. “Si a tu alrededor no hay ningún universitario no ves ni la necesidad ni la posibilidad de acceder”, dice Vilchez. En cambio, recalca Vilchez, si la universidad “abre el abanico de posibilidades laborales” para este colectivo, puede multiplicar por 20 o 30 la mejora socioeconómica de unas familias que, además, son extensas, y por tanto, el impacto a largo plazo puede ser más grande.

Entre los estudiantes, las carreras con vertiente social tienen más atracción, pero también hay alumnos que tiran por estudios sanitarios, por las matemáticas o el derecho. Precisamente, Andrea Fernández y María Contreras han iniciado respectivamente los estudios de Matemáticas en la UB y de Derecho en la UAB y lo han podido hacer gracias a la acción afirmativa del Plan Integral.

A Andrea le faltaba un poco para conseguir la puntuación y María obtuvo plaza en Tarragona. El acuerdo del CIC le permitió poder cambiarla a Cerdanyola. Andrea vive en el barrio de Masia Espinós, de Gavà, y es la primera persona de su entorno que accede a la universidad. Explica que siempre ha sacado buenas notas y que los profesores del instituto le dieron apoyo porque la trataban “como a cualquier otra”. Tiene muy claro que quiere acabar la carrera para ser profesora de matemáticas en Secundaria y poder incidir en otros jóvenes como ella, que no quieren estudiar pero que son plenamente capaces.

Desde su punto de vista, el estigma del colectivo es grande y cree que “hay mucha incultura”. Andrea reconoce que “desde fuera” los gitanos “cantan, bailan y van al mercado” y este estereotipo, considera que incluso cala en la comunidad. Por eso, cree que hace falta potenciar la motivación desde el colegio. En este sentido, explica que su primo, de siete años, ya le dice que cuando sea grande la “superará” y, por tanto, admite el peso de tener alrededor personas universitarias.

Maria es de Badia del Vallès y tiene claro que quiere ser abogada. Su reto es el derecho internacional y sueña con tener un bufet propio en unos años. Por eso, ha iniciado la universidad con el objetivo de sacar incluso matrículas. Explica que siempre le han ido bien los estudios y que los profesores que ha tenido alrededor la animaban a esforzarse para pasar de los notables a los excelentes.

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