Abierto de EEUU

De París a Nueva York, Swiatek consolida su reinado

La polaca y número uno conquista su primer Abierto de EEUU y tercer grande frente a la tunecina Ons Jabeur

La tenista polaca Iga Swiatek celebra su victoria en el US Open.

La tenista polaca Iga Swiatek celebra su victoria en el US Open. / Reuters

Idoya Noain

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Iga Swiatek no pierde finales. Es lo que sabía y decía Ons Jabeur, la jugadora tunecina que había alcanzado a los 28 años en Nueva York un hito personal, nacional y para el tenis árabe y africano al ser la primera en la Era Abierta en alcanzar en el Abierto de Estados Unidos la lucha definitiva por un grande. Y es lo que ratificaron ella y el mundo ante la polaca. Swiatek, número 1 del mundo, de 21 años, conquistó este sábado ante Jabeur el título neoyorquino. Su reinado en tierra, donde se ha alzado con los títulos de Roland Garros en 2020 y este 2022, se extiende a la pista dura, donde hasta este sábado su mejor resultado había sido una semifinal en Australia.

Swiatek, con siete títulos este año y que acumuló en un momento de la temporada 37 victorias seguidas, se consolida también en lo más alto del ránking, donde se ha asentado a gran distancia de las siguientes jugadoras después de que Ashleigh Barty anunciara en marzo repentinamente su decisión de abandonar el tenis a los 25 años. Y mientras la australiana, dueña de tres grandes, se despidió diciendo que creía que había logrado ya todo lo que quería del deporte, Swiatek mantiene el hambre y la mirada en el camino por delante.

Juego y mente reforzados

Su juego ha evolucionado y mejorado. Su mente tiene una renovada fortaleza, en buena parte gracias a su trabajo con la psicóloga de rendimiento Daria Abramowicz. Como explicaba hace unos días tras una de sus victorias previas en Nueva York, donde hasta este año no había pasado de la ronda de 16, ya no llora cuando va al baño entre sets y las cosas se han torcido, sino que busca con la lógica cómo puede mejorar y darle la vuelta a las situaciones adversas.

"Estoy orgullosa de que no me rompo mentalmente en los momentos difíciles", explica. "Sé cómo se siente no tener ideas en la pista, no tener nada que puedes cambiar para hacer el partido mejor, y ahora hace mucho que no me pasa no tener ninguna idea. Eso muestra que estoy haciendo progresos".

Este sábado no le faltaron ideas y tampoco enfrentó demasiados retos. Barrió a la habitualmente creativa Jabeur en un primer set fulgurante en el que solo empleó 30 minutos y en el que metió el 93% de primeros servicios y el 100% de los restos. Y aunque la tunecina, que ya fue finalista este año en Wimbledon, le plantó cara en la segunda manga, que se estiró hasta los 83 minutos después de que Swiatek dejara escapar su primera bola de partido, la polaca no dejó que las cosas fueran más allá del tie break.

El 6-2 y 7-6 (7-5) le llevaron hasta lo más alto en un torneo al que había llegado, según dice, “sin esperar mucho” y del que se marcha, en cambio, con "la confirmación de que el cielo es el límite"."Para el futuro sé que tengo mucho que mejorar en la pista y es algo de lo que tengo ganas porque quizá se haga más fácil jugar estos partidos", vaticina.

En la pista Arthur Ashe lo consiguió todo, como en nueve finales que había disputado previamente sin ceder un solo set, y con ese triunfo sigue llevando al tenis polaco, tanto femenino como masculino, donde nunca antes había estado. Swiatek se muestra “orgullosa” de poder servir de inspiración haciendo que su deporte sea “más y más popular en casa”. “Intentamos hacer lo máximo para ser buena gente y buenos ejemplos”, dijo reconociendo también la influencia positiva que está teniendo Jabeur en el continente africano y en países que pueden beneficiarse de referentes tenísticos.

Swiatek dejaba también un mensaje que resonaba más allá de las fronteras de Polonia. Ella ha sido la jugadora de fuera de Ucrania más activa en la denuncia de la invasión rusa y este Abierto lo ha disputado luciendo siempre en su gorra un lazo con los colores azul y amarillo de la bandera ucrania. Y en la pista, antes de recibir su cheque con 2,6 millones de dólares y de manos de Martina Navratilova el trofeo de cristal, se mostró “bastante feliz de poder unir a la gente con el deporte, especialmente ahora mismo, cuando debemos mantenernos unidos y realmente apoyarnos”.

Jabeur, número 2

Para Jabeur el final fue más amargo. Pero la tunecina, que tras este torneo vuelve al número 2 en el ránking, y que se ha embolsado también 1,3 millones de dólares por alcanzar la final, no pierde la esperanza. “Esto es solo el principio de muchas cosas. Conseguiremos el título en algún momento pronto”, dice.

Esa meta sigue marcada porque, además de seguir persiguiendo el número 1, tiene planes que van más allá de ella misma. "Quiero un Grand Slam para demostrar que no es imposible tener eso para alguien que viene de mi país, de mi continente. Quiero seguir mejorando y en el futuro quizá puedo compartir mi experiencia y mostrar un poco el camino. No quiero que otros tenistas pierdan el tiempo como yo hice en algunas cosas porque había un momento en que no sabía qué hacer. Quiero guiarles y esperemos que ver a más y más tenistas".

A las chicas africanas que decidan coger la raqueta Jabeur les deja un mensaje: "Creed siempre en vosotras mismas, nunca os rindáis".