Rafa Nadal: "Preferiría perder la final y tener un pie nuevo"

Rafa Nadal se hacía perfectamente cargo de la impotencia que podía sentir Alexander Zverev al tener que abandonar el partido por lesión. Por el agudo dolor del pie y el intenso dolor del ánimo, la impotencia de verse imposibilitado para conseguir aquello por lo que se lucha.

El dolor de Nadal es distinto. No es puntual como fue el que notó Zverev al torcerse el tobillo, sino constante. Implacable. Desesperante. "Preferiría perder la final y tener un pie nuevo", se sinceró el tenista, ganador 13 veces de Roland Garros, en la sala de prensa. Pocas veces se ha visto a Nadal confesar el grado de afección que le produce la lesión crónica del pie. En Roma admitió que el dolor era incesante. Permanente.

"La vida es más importante que cualquier título. Un pie nuevo me permite ser más feliz día a día", confiesa

"No tener el dolor que tengo a diario te cambia la vida. Un pie nuevo me permite ser más feliz día a día. Ganar es bonito, te llena de adrenalina momentánea, pero la vida es más importante que cualquier título", dijo Nadal, compartiendo en público sus sentimientos tras clasificarse para una de las finales más especiales de su carrera. Puede que sea la última, como dijo antes del duelo frente a Novak Djokovic en los cuartos de final.

"Tras la carrera que he tenido, en la que me he esforzado para adaptarme a los problemas, tengo una vida por delante y me gustaría disfrutarla, ir a jugar deporte ‘amateur’ con mis amigos, por ejemplo. Ahora mismo, eso es una incógnita", agregaba Nadal, que no quiso adelantar qué determinación tomará cuando concluya su participación en París más allá de un largo descanso.

Partido "ajustado"

Pese a que el partido con Zverev terminó anticipadamente y sin llegar a concluir el segundo set, hubo un desgaste físico de más de tres horas. Una prueba de lo "ajustado" que era el duelo en el marcador. Lo atribuyó, no solo al equilibrio de fuerzas, sino también a "la humedad" que había en la pista. Las bolas eran más pesadas y sus golpes eran menos dañinos, al margen de que Zverev jugó a un buen nivel.

"Tengo una vida por delante y me gustaría disfrutarla, ir a practicar deporte amateur con mis amigos, por ejemplo; ahora mismo, eso es una incógnita"

— Rafa Nadal / Tenista

"Eran unas condiciones atípicas aquí", comentó Nadal. "Había que sufrir más para hacer daño. Creo que podía haber hecho cosas mejor, pero no puedo reprocharme nada, he buscado soluciones", dijo, admitiendo que sufrió un bajón físico en el inicio del segundo set, después de un juego con 44 intercambios.

"He ganado el juego pero me ha quitado unos cuantos puntos después. Estaba tocado físicamente. Uno tiene que asumir sus limitaciones, hago lo que puedo, me esfuerzo al máximo, pero llevo tres meses en los que casi no he entrenado y se nota en este tipo de cosas", admitió Nadal, que aguantó hasta el tie break que supuso el inopinado final con el percance de Zverev.

La desgracia del alemán le brinda la oportunidad de elevar su 14º trofeo. "Increíble", musitó, por la evolución de una temporada condicionada por el pie y que comenzó con la final del Abierto de Australia.

"Esto es Roland Garros y aunque la preparación ha sido escasa es el torneo de más éxito de mi carrera. Sabía que si iba avanzando podía llegar la aspiración. Antes de empezar no era el favorito, era uno de los candidatos, pero dije que en el deporte las cosas cambian muy rápido y hay que estar preparado para ello", comentó. Y cambiaron.