"No esperéis que Nadal juegue con un pie amputado o una prótesis"

Un día más en la oficina de Rafael Nadal en Roland Garros. La pista número 26 del coqueto club de tenis que está junto al estadio Jean Bouin de París. Hace sol. Se le ve concentrado. Su raqueta Babolat suena contundente cuando lanza las bolas a Carlos Moyà y Marc López, al otro lado de la red. Junto a él, Francis Roig, le hace comentarios técnicos. 

Montados en la valla de la calle, decenas de aficionados intentan ver su entrenamiento y sacar alguna foto con su móvil. Nadal mueve sin ningún problema en el pie, mientras Rafa Maymó, su fisioterapeuta, a la sombra controla cada movimiento. En los parones para descansar, charlan con él, su mánager Carlos Costa y el médico Àngel Ruiz Cotorro, el hombre del milagro. Quien cuida de su maltrecho pie.

Nadal pone fin a su entrenamiento tras una hora larga con buena cara, feliz. Se cruza a la salida con Sergi Bruguera que entra a la pista con Alexander Zverev para preparar el partido. Saludo, risas y buen rollo de todos.

Este viernes, a la hora de saltar a la Philippe Chatrier (no antes de las 14.45 horas, Eurosport), las cosas ya serán más serias. En juego estará el pase a la final. La decimocuarta para Nadal desde el 2005.

Carlos Moyà atiende a los enviados especiales de la prensa española a pie de pista. "Preguntadme una o dos del pie, máximo. Estamos en semis y solo se habla del pie", bromea de entrada el exnúmero 1 mundial.

Se le ve tranquilo, confiado, como a Nadal, pero sabe que el trabajo no ha acabado. "Estamos un poco más cerca del objetivo máximo, pero aún faltan dos partidos", comenta.

"El milagro fue en Australia"

Tras superar cinco partidos y, especialmente, ganar a Novak Djokovic, a Moyà se le nota relajado. "La exigencia era máxima y tenía que llegar al cien por cien. Djokovic te obliga al máximo y lo sacó todo. Cuando se le exige a Rafa, no falla", dice Moyà.

El técnico balear no está sorprendido por la actuación de Nadal en Roland Garros. “Tengo mucha fe en él y en su juego. Históricamente cuando se le ha exigido ha respondido. Ha sido la temporada de tierra más atípica de su carrera y entiendo que generase dudas”, destaca Moyà, que conduce a Nadal desde noviembre del 2016. 

Su pupilo y amigo le ha dado razones para creer en los milagros. “No me sorprende nada lo que está haciendo aquí. Lo de Australia, si que me sorprendió mucho. Por la superficie, por la poca preparación, y por cómo fueron los partidos, con esa remontada en la final, tras más de cinco horas"».

Moyà no elude la situación del pie. "Todos sabemos por lo que está pasando. Tampoco os esperéis que está jugando con un pie amputado o con una prótesis", bromea. "Pero ya os lo dirá él. No esperéis milagros. Vamos a valorar el milagro total cuando termine este torneo, no sabemos dónde va a terminar ni cuándo", destacaba Moyà.

Zverev, complicado

Sobre el partido de mañana contra Zverev, el exnúmero 1 espera "un partido muy duro contra un jugador muy rocoso, que ha ganado confianza . Hace un mes probablemente no esperaba estar en semifinales de aquí. Casi como Rafa". Después de salvar esa montaña que era Djokovic, los dos próximos partidos pueden parecer un trámite, pero Moyà destaca a Zverev. "Salvó una bola de partido en segunda ronda. En cuartos ganó Alcaraz, jugando muy buen tenis. Va a ser complicado".

"Hay algo en esta pista que le hace jugar un 30% mejor", dice Zverev.

Pero seguro que mucho más complicado lo ve Zverev y así lo explicaba cuando lo vio entrenar por primera vez en Roland Garros. "De repente su derecha es 30 kilómetros más rápida. Sus pies se desplazan más ligeros. Hay algo en esta pista que le hace jugar un 30% mejor sólo por estar en ella”, decía el tenista alemán. 

En sus enfrentamientos Nadal le domina por 6-3 y en tierra 4-1, la única vez que pudo ganarle sobre esa superficie fue en la Caja Mágica el año pasado (6-4, 6-4). 

una victoria de Nadal le abrirá las puertas este domingo, 5 de junio, a optar a su 22 Grand Slam y el 14 de Roland Garros. Para Zverev, un triunfo, le permitiría ascender a la segunda plaza mundial y, si gana el título, al número 1, poniendo fin a las 372 semanas de Djokovic al frente del ránking.