Éxito espectacular

Alcaraz no quiere ser un duplicado de Nadal

El tenista murciano entra en el top ten a la misma edad del mallorquín y va lanzado en la carrera al número 1 mundial y la conquista de un Grand Slam tras suceder en el trono de Barcelona a su ídolo de pequeño

Alcaraz celebra su título ante una afición entregada.

Alcaraz celebra su título ante una afición entregada. / Jordi Cotrina

Jaume Pujol-Galceran

Jaume Pujol-Galceran

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Un año atrás era el 119 del mundo. Doce meses después Carlos Alcaraz ha irrumpido meteóricamente en el puesto número nueve. Otro paso más de gigante. El joven tenista murciano va saltando escalones de cuatro en cuatro y ya no parece imposible que los sueños que tenía antes de comenzar la temporada, como “ganar un Grand Slam y ser número 1”, se hagan realidad.

“No tengo límites, Creo que estoy en el camino correcto. Si me mantengo y sigo haciendo las cosas bien, tendré opciones, pero eso no garantiza nada”, recalca Alcaraz, que ha aparecido en escena como el duplicado de su ídolo de juventud, Rafael Nadal

Por su mentalidad, su temperamento, su precocidad, su contundencia de golpes y su potente físico, el paralelismo entre ambos tenistas no ha parado de crecer desde que Alcaraz, con 14 años, como el mallorquín, ganó ‘les petites As’ en Francia, un torneo donde se han dado a conocer muchos de los mejores tenistas europeos. Las expectativas que ambos apuntaban de niños se han cumplido a medida que el tenista murciano ha ido batiendo récords del mallorquín desde su aparición en el circuito. 

El último referente ha sido en Barcelona, en la pista donde Nadal ganó su primer título en 2005. Este domingo, 17 años después, Alcaraz ha levantado el mismo trofeo para sucederle en el palmarés del Barcelona Open Banc Sabadell. Y, como Nadal, el mismo 25 de abril, se ha estrenado como ‘top ten’, con 18 años, 11 meses y 22 días, apenas un mes después que lo consiguiera el tenista mallorquín.

Afición entregada

La semblanza con el campeón de 21 Grand Slams y 91 títulos no está en el impresionante palmarés de Nadal pero si en la pasión que atrae Carlitos, como le gusta que le llamen. Una pasión vivida "con piel de gallina", aseguraba el tenista, con un público entregado a él en la central Rafa Nadal del RCT Barcelona desde que ganó a Stefanos Tsitsipas, superó milagrosamente a Alex DeMiñaur y ganó el título ante Carreño. Los gritos de “¡Carlos, Carlos!” de los aficionados nada tenían que envidiar a los de “¡Rafa, Rafa!” que se han oído desde la aparición del mallorquín en 2005. Las colas de decenas de niños, esperando y gritando su nombre a la salida de vestuarios de Alcaraz para ir a la pista han sido esta semana, a pesar de la lluvia, iguales a la locura que despierta Nadal.

Pero símil es tan halagador como peligroso para Alcaraz. “Carlos es Carlos y solo ha empezado. Su rápida progresión nos ha sorprendido a todos, pero es un chico joven. Hay que ir paso a paso, tener paciencia y protegerle”, explica Juan Carlos Ferrero, que conoce en carne propia una situación parecida cuando irrumpió, casi a su misma edad. 

A un punto del KO

La comparativa igual no se habría producido en Barcelona, si en semifinales Alex DeMiñaur, no hubiese dejado escapar un 'match ball' con toda la pista abierta para rematar con su derecha. El australiano falló. Tardará en olvidar ese momento. "Alex estuvo a un punto de la victoria. Jugó mejor. Tuve suerte. Cerré los ojos y pegué un 'passing shot'", explicaba de ese instante en el que todo pudo cambiar. Pero, como en las remontadas acostumbradas de Nadal, Alcaraz también se escapó de la derrota con épica.

El diamante de Ferrero

El exnúmero 1 mundial es consciente que tiene un diamante en sus manos desde que lo acogió en su academia de Villena. Un diamante que ya brilla mucho pero que está muy lejos de los éxitos de Nadal. Un campeón debe existir por sí mismo. Y se lo insiste. “Tengo a Juan Carlos, que es capaz de decirme lo difícil que es y cuánto sacrificio hay que hacer para llegar al número 1”. Y lo recalcaba en la entrega de premios de Barcelona, públicamente. “Darme broncas también forma parte del trabajo y de mi aprendizaje”, decía en agradecimiento a su equipo.

No hay lugar para duplicados aunque Alcaraz, con sus resultados, no puede remediarlo. Si Nadal ganó su primer título en Sopot 2004, con 18 años, Alcaraz hizo lo mismo en Umag el año pasado. Ha sucedido al mallorquín como el ‘top ten’ más joven, superando incluso a campeones de la talla de Novak Djokovic (en marzo de 2007) y Andy Murray (en abril de 2007), que lo lograron con 19 años.

En otras cosas Alcaraz ya ha mejorado a Nadal. Él ya tiene un título en Miami que falta en la colección de los 37 Masters 1.000 del mallorquín. 

Carrera al número 1

Pero la similitud entre ambos sigue esta temporada. Igual que Nadal, campeón en Melbourne, el Open de Australia y Acapulco, Alcaraz también ha ganado tres títulos en Rio, Masters 1.000 de Miami y Barcelona. 

En la clasificación del mejor del año Alcaraz es tercero a solo 850 puntos del mallorquín (3.350 puntos) en una carrera abierta de siete meses hasta el Masters en la que ese soñado número 1 no parece imposible.

El Masters 1000 de Madrid, la próxima semana, donde el 5 de mayo Alcaraz cumplirá 19 años, y donde vuelve Nadal tras dos meses fuera de combate por su fisura de costillas, va a ser un nuevo escenario de comparaciones. Nada que ver con el partido que les enfrentó el día del cumpleaños del murciano en la Caja Mágica y donde él, entonces aprendiz, encajó una lección de su maestro (6-1, 6-2).

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