SEMIFINALES DEL ABIERTO DE AUSTRALIA

Osaka vuelve a romper el sueño de Serena Williams

Laexnúmero 1 mundial marcha llorando de la sala de prensa tras du derrota ante la tenista japonesa que ya la ganó en la final del Abierto de EEUU de 2018 por el mismo resultado (6-3, 6-4)

Serena Williams sale llorando de la sala de prensa.

Serena Williams sale llorando de la sala de prensa. / Rob Prezioso (AFP)

Jaume Pujol-Galceran

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«Ya he acabado por hoy» soltó Serena Williams mientras salía llorando de la sala de prensa del Abierto de Australia. La exnúmero uno mundial no pudo evitar emocionarse cuando le preguntaron por su futuro. A sus 39 años sabe que el reloj va en su contra para conquistar ese 24º Grand Slam que persigue desde que ganó el último en Melbourne en 2017.

Naomi Osaka le volvió a romper su sueño de igualar el récord de la australiana Margareth Court al derrotarla en semifinales por 6-3 y 6-4. El mismo resultado que la japonesa, actual número 3 mundial, apuntó en la final del Abierto de Estados Unidos de 2018.  Esas lágrimas que precipitaron el final de su encuentro por videoconferencia con los periodistas delataban el estado de ánimo de la tenista estadounidense.

Igual que su marcha de la pista Rod Laver Arena, tomándose todo el tiempo para saludar con la mano en el corazón a los 7.000 aficionados que estaban en las gradas y que, este jueves, volvieron a entrar en la pista tras el confinamiento de cinco días decretado por un rebrote de coronavirus en Melbourne.

 Le preguntaron por ese gesto, que parecía de despedida final, en la sala de prensa antes de que llorara emocionada. «No lo sé. Si un día me despido, no se lo diré a nadie», respondió la exnúmero 1 mundial.

Desde su maternidad en 2017, Serena Williams, actual 11 del mundo, se presentaba en Melbourne en su mejor estado físico y preparada para romper su maldición después de haber tropezado en 2018 y 2019 en cuatro finales y por dos veces en Wimbledon. La ganaron la alemana Angelique Kerber y la rumana Simona Halep, mientras que en Nueva York lo consiguieron Osaka y la canadiense Bianca Andreescu.

Osaka reconoció que entró a la pista nerviosa por enfrentarse de nuevo a Serena Willams, su ídolo de juventud. En la anterior final la japonesa tuvo que sobreponerse a la ira de la veterana tenista estadounidense cuando se enfrentó al árbitro por una decisión que le costaría la derrota.

 «Estaba muy nerviosa al principio. La vi jugar cuando era pequeña, y estar en la cancha frente a ella es un sueño. Ojalá jugara siempre», dijo Osaka. Pero esa adoración personal no le impidió controlar los nervios y ganar a una Serena que, también, se mostró muy tensa ante una rival, que apunta a sucederla en el reinado que ha tenido casi dos décadas desde que ganó su primer Grand Slam en Nueva York en 1999

La heredera

Osaka, de 23 años, se parece cada vez más a Serena para liderar el circuito femenino. La tenista japonesa esconde una feroz determinación bajo su aire zen y un rostro imperturbable cuando juega. De los seis títulos que ha ganado hasta el momento tres son Grand Slam (Abierto de EEUU, 2018 y 2020 y Australia, 2019).

Este sábado buscará el cuarto ante la estadounidense Jennifer Brady (24 mundial) que derrotó a la checa Karolina Muchova por 6-4, 3-6, 6-4 y que la temporada pasada cayó en las semifinales en Nueva York ante Osaka. «Me tiemblan las piernas. Estar en la final es increíble», decía la estadounidense de 25 años.

Osaka tenía muy claro su objetivo para el sábado. «La gente no se acuerda de los finalistas. El nombre del ganador es lo que queda grabado en el trofeo».