Entrevista con la tenista canaria

Carla Suárez, en la recta final de su linfoma de Hodgkin: "Nunca vi el lado oscuro"

“Me gustaría decir adiós en una pista, no que me recuerden en un hospital”, dice

“Tener metas me ha servido para llevar la enfermedad mucho mejor y estar más feliz”, asegura

 

Barcelona    03 02 2021     Deportes    La tenista Carla Suarez    fotografiada en el Museo de la Federacion Catalana de Tenis  alejada de las pistas a causa del tratamiento que sigue para superar  un linfoma de Hodgkin desde el pasado mes de septiembre  Fotografia de Jordi Cotrina

Barcelona 03 02 2021 Deportes La tenista Carla Suarez fotografiada en el Museo de la Federacion Catalana de Tenis alejada de las pistas a causa del tratamiento que sigue para superar un linfoma de Hodgkin desde el pasado mes de septiembre Fotografia de Jordi Cotrina / JORDI COTRINA

Jaume Pujol-Galceran

Jaume Pujol-Galceran

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El día es soleado. El viento de los últimos días ha amainado. Carla Suárez se sienta en la sala museo del tenis que la federación catalana tiene en el Vall d’Hebron. Se la ve serena. Hace una semana hizo su última sesión de quimioterapia y siente que todo "está yendo bien”, pero como tenista sabe que el partido no se gana hasta el último punto.

Hodgkin ¿Qué le dice el término? Una enfermedad que había escuchado y que me ha tocado vivirla en primera persona. Intenté afrontarlo de la mejor manera posible y por suerte todo está yendo bien. Estamos casi al final. En ningún momento vi el lado oscuro. Desde el principio los médicos me dieron mucha confianza y muchas esperanzas. El proceso ha sido duro física y mentalmente.

¿Fue un golpe saber que tenía cáncer? El médico ya me había dicho en una visita anterior que el linfoma de Hodgkin era una de las posibilidades . La verdad es que nunca quieres escuchar algo así. No es agradable pero lo primero que pregunté fue qué debía hacer para curarme, solo pensaba en empezar el tratamiento.

¿No ha tenido miedo? En ningún momento, ni ahora, ni antes. No me he venido abajo con la enfermedad, eso me hace sentir orgullosa. Claro que es algo que siempre asusta, algo nuevo, que nunca has experimentado. Esa frase que decimos de ‘qué bien estamos cuando estamos bien’ es muy cierta.

“Cuando se lo dije a mi hermano lloramos 15 minutos, casi sin decirnos nada”

¿Recuerda la primera persona a la que se lo comunicó? A mi hermano, que estaba con mis padres en Las Palmas. Le llamé y lloramos 15 minutos sin poder decirnos nada. Le pedí que se lo dijera a mis padres, yo me sentía incapaz de decírselo por teléfono.

¿Le ha ayudado en este proceso el hecho de ser tenista? Creo que si. Es un deporte individual y yo estaba acostumbrada a resolver sola los problemas que tenía en la pista y también a la hora de entrenar, de esforzarte, de sacrificarte. El tenis ayuda. Cuando sentía dolores o malestar por la enfermedad se parecía a cuando competía con dolor. Eso ayuda.

Carla Suárez.

Carla Suárez. / JORDI COTRINA

¿La soledad en la pista puede parecerse en algo a la que se siente en una sesión de quimioterapia? Tiene cosas similares, sin duda, pero ahí lo pasas peor. Con el tenis sabes lo que va a pasar. Puedes jugar mejor o peor, pero controlas. Sabes sacar, restar, dar un revés… cuando fui al hospital por primera vez no sabía lo que iba a sentir, ni cómo reaccionaría mi cuerpo. Yo soy tranquila, antes de jugar solo me pongo nerviosa cuando voy por el pasillo antes de entrar a la pista. En las sesiones de quimioterapia nunca he dormido bien el día antes.

“Perdí el pelo el primer día y en cada sesión de quimio he tenido dolor de barriga, náuseas, vómitos, diarrea y mucho cansancio”

Los ojos de Carla brillan recordando lo vivido. En la primera sesión se me cayó el pelo. En cada sesión he tenido dolor de barriga, náuseas, vómitos, diarrea y mucho cansancio. El primer día quise ir a la farmacia que está a pocos metros de casa y no sé cómo pude volver. No es agradable ni por ti, ni por la gente de tu alrededor. Ya he acabado la quimio. Ocho sesiones. Ahora me queda alguna más de radioterapia. Dentro de lo malo creo que he tenido bastante suerte. Siento que todo ha ido sobre ruedas.

¿Quién ha estado más a su lado, en estos meses? Mi madre, Loli. Ella es la que ha estado conmigo aquí en Barcelona y me ha acompañado a quimioterapia, me ha preparado la comida y me ha mimado, pero también he sentido el apoyo de mi padre, mi hermano y los amigos. Mucha gente me ha mostrado su cariño y muchas rivales han estado en contacto permanente conmigo. Eso se agradece.

¿Le ha fallado alguien? No, nadie. Seguramente he fallado yo más porque no he respondido un mensaje o no he devuelto una llamada.

¿Se ha acabado el sufrimiento? Me dijeron que era una enfermedad curable, pero aún no he terminado el tratamiento. Cuando me digan que soy libre, que estoy curada, descansaré.

¿Cuándo volvió a pisar una pista? Desde agosto no había pisado una pista. La primera vez que jugué fue con Lourdes Domínguez en diciembre. Empecé con bolas de niño, sin presión, para evitar cualquier riesgo. Ese día, apenas aguanté 10 minutos. Los médicos me habían dicho que por la enfermedad no podía jugar, coger pesos, pero después cuando empecé a ir al gimnasio y podía hacer muchas cosas, me dije: ‘Si puedes coger pesas también puedes coger una raqueta’. Ahora, entreno tres veces a la semana, no más de media hora pero con bolas normales y aguanto más.

¿Qué sintió cuando empuñó de nuevo la raqueta? Ilusión. Hacía mucho tiempo que no sentía algo así. En los últimos años entrenaba por rutina porque tocaba hacerlo.

Anunció su retirada a finales del 2019. Quería disfrutar de su última temporada pero de momento no le han dejado hacerlo. No. Quería despedirme con tiempo, jugar el último año tranquila y disfrutar una vez más de esos torneos y de la gente con la que había estado durante más de 10 años pero ni el coronavirus ni el cáncer me han dejado. Ha sido todo lo contrario. Espero hacerlo en el futuro. Me gustaría despedirme en una pista de tenis y que no me recuerden en un hospital.

Entrevista a la tenista Carla Suárez

¿Algún escenario especial para decir adiós en la pista? Madrid porque he jugado muchos años allí y me he sentido como en casa y es bonito despedirse con tu gente, tus amigos. Es una ilusión. Como ir a los Juegos. Tener metas me sirve para llevar la enfermedad mucho mejor y estar más feliz. Pero los días van pasando y el tiempo va en contra…

“La línea roja para volver a la pista es mayo, aunque sé que va a ser muy difícil”

¿Tiene marcado un calendario con fechas en rojo? La línea roja para volver a la pista es mayo, aunque soy realista y sé que va a ser muy difícil.

¿Qué echa de menos del tenis? Los fans. El apoyo del público. El tenis me ha dado muchísimo. Prácticamente le he dedicado una vida, pero fuera del tenis hay muchas cosas.

Carla Suárez, de vuelta en una pista de entrenamiento

Carla Suárez, de vuelta en una pista de entrenamiento / Jordi Cotrina

¿Cree que ha valido la pena todo ese sacrificio y renuncias como tenista? Sí que vale la pena, aunque posiblemente con la experiencia de ahora cambiaría algunas cosas.

¿Cuáles no repetiría? Perderme tantas Navidades con los míos. No estar en muchos cumpleaños.

"Si diera marcha atrás, ahora evitaría las prisas y escucharía aquellos consejos que entonces no escuchaba"

¿Un sacrificio necesario, no? Seguramente, aunque creo que en algunas ocasiones eran totalmente evitables porque no iban a cambiar mi rendimiento. Si pudiera dar marcha atrás, ahora evitaría las prisas y escucharía aquellos consejos que entonces no escuchaba. Pequeños detalles que, quizás, en vez de retirarme en el 2020 me habrían ayudado a aguantar hasta el 2022.

En su carrera, no ha hecho muchos cambios. Siempre he intentado mantener a la gente en la que confiaba. He hecho los menos cambios posibles porque eso me daba estabilidad, confianza y cierta regularidad. Así nos ha ido bien. Les estoy muy agradecida a todos. Si no hubiese sido por ellos no habría conseguido lo que he conseguido. Muchas veces ellos tenían que tirar de mí. ¿Con cambios habría sido mejor? Eso no lo sé, ni tampoco si habría ido peor.

¿Por qué decidió colgar la raqueta, tan joven? Era lo que sentía, lo que el corazón me pidió. Llevaba muchísimos años fuera de casa, desde los 18 años. Mi motivación no era la misma y no me apetecía vivir esa vida más. Mi motivación no era la misma, me sentía sola, los viajes se hacían pesados y tenía claro que, si quería estar arriba, seguir jugando al tenis, debía estar al cien por cien y que si no me sacrificaba sabía que no me daba para estar arriba. Así que me dije: ‘Carla, ya está’.

¿Le costó? Fue un proceso. Hacía tiempo que veía que algo no iba bien. Me costaba ir a entrenar. Competía sin ilusión y salía desilusionada de los partidos. No merecía la pena sentirme así.

“Me ha quedado alguna espinita clavada, como no ganar un Grand Slam”

Llegó a Barcelona con 19 años y la ilusión de ser tenista profesional y lo ha cumplido. ¿Le ha faltado alguna cosa? Si y no. Tenía unos objetivos en mente y algunos los he cumplido y otros no. Siempre te queda una espinita clavada.

¿Cuál? Ganar un Grand Slam, ese era un reto que siempre tenía entre ceja y ceja o llegar a las rondas finales, pero no ha podido ser. Esa espinita sí que la tengo. Siempre me he quedado frenada en cuartos.

¿Y alguna rival imposible? ¡Serena!, Serena, sin duda. He jugado muchas veces contra ella pero nunca he podido ganarle un set y me marcho sin lograrlo.

Ella sigue, con 39 años y una hija sigue ahí ¿Cómo lo ve? A eso se le llama pasión, ilusión, dedicación, querer superarse, querer ser la mejor, pero no todos queremos ser número 1, tener 25 Grand Slams. Ahora con una hija el tenis no es su prioridad, sino ser madre pero consigue hacer las dos cosas muy, muy bien, por lo que parece.

¿Nada qué ver con usted? El tenis nunca ha sido mi pasión. Empecé tarde pero se me ha dado bien. De niña no tenía los sueños que tienen muchos tenistas de pequeños. En casa cogía un viejo teléfono y hacía de dependienta de El Corte Inglés. Era una niña normal, se me daba bien el tenis, pero iba un poco tarde. Empecé a soñar en tenis cuando llegué por primera vez a Roland Garros.

“Estoy superorgullosa de lo conseguido, en la vida hay cosas más importantes que el tenis”

¿De que se siente más orgullosa, como tenista? Estoy súper orgullosa de lo que he hecho. De estar entre las 10 mejores del mundo, jugar los Grand Slams, ganar torneos, rendir como he rendido midiendo lo que mido, jugando con el revés a una mano. El saco está lleno y por eso creo que he tenido una carrera con mucho éxito y no ha sido fácil. Muchos se quedan en el camino y poder conseguir todo eso es todo un orgullo.

Lleva un año largo fuera del circuito ¿Cómo ve la situación actual del tenis? Dentro de lo que cabe se han sabido adaptar. En medio de la pandemia el año pasado se jugaron dos Grand Slams y este año el circuito está preparado para comenzar en Australia. Hay que ser conscientes de que vivimos una pandemia, una situación desconocida, muy complicada y que ha afectado a mucha gente. Así que si hay que encerrarse 15 días de cuarentena, no pasa nada. Para un tenista es muy duro, no es agradable, ni lo ideal, pero hay que ponerlo en perspectiva y ser conscientes de que hay mucha gente que está sufriendo. En la vida hay cosas más importantes que el tenis.

¿Qué planes tiene para su nueva vida? Tengo varios proyectos en mente, pero nada relacionado con el tenis. Personalmente me veo en Gran Canarias, ojalá que sana. Formando una familia, haciendo abuelos a mis padres y trabajando en el restaurante que hemos montado con mi hermano. Esa es mi ilusión pero como el futuro es tan incierto siempre, voy día a día, semana a semana.

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