CAMBIO GENERACIONAL

Brotes verdes en el tenis español

Paula Badosa y Pedro Martínez forman parte de la 'Next gen' que debe renovar una generación de oro ya treintañera

Paula Badosa, en acción en el partido ante Solane Stephens en Roland Garros

Paula Badosa, en acción en el partido ante Solane Stephens en Roland Garros / periodico

Jaume Pujol-Galceran

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Paula Badosa y Pedro MartÌnez se han dado a conocer en Roland Garros. Los dos tenistas se han colado por primera vez en la tercera ronda de un Grand Slam. Ellos son parte de la generación 'Next gen' ( 23 años o menos) que está señalada para ser el relevo de una veterana armada que aún mantiene al tenis español en la elite del circuito de la mano y, a la sombra, del omnipresente Rafael Nadal.

Tras tres décadas de éxitos, desde que Arantxa Sánchez ganó Roland Garros en 1989, la racha de campeones y top ten ha sido constante con Sergi Bruguera, Carlos Moyà, Àlex Corretja, Alberto Berasategui, Albert Costa, Juan Carlos Ferrero, David Ferrer, Rafael Nadal y Garbiñe Muguruza. Pero en los últimos años el relevo no acaba de aparecer y se intuye un vacío.

Si se adivina imposible igualar las proezas del 12 veces campeón de Roland Garros , tampoco será fácil mantener  el nivel de la última generación de oro, ya treintañera, que sigue en las pistas con jugadores como  Roberto Bautista (32 años), Pablo Carreño (29 años), Feliciano López (39 años), Fernando Verdasco (36 años), Albert Ramos (32 años) y Andújar (34 años), aún entre los 50 mejores del mundo.

Lista de futuribles

Roberto Martínez y Paula Badosa están en una lista de futuribles marcada en rojo para renovar a la veterana armada española. Una relación en la que también figuran Alejandro Davidovich, Jaume Munar, Sara Sorribes y Aliona Bolsova, que han jugado en Roland Garros y están más consolidados, junto  a otros jugadores caídos en la previa.

 Entre ellos, Carlos Alcaraz que, con solo 17 años, ya es el más joven tenista en ganar un Challenger hace unas semanas  en Trieste; Nicolás Khun, ganador de los challenger de Braunschweig (Alemania) y El Espinar en el 2109, recuperándose ahora de varias lesiones, o Bernabé Zapata, que se quedó sin jugar la previa al dar positivo de cov-19 su entrenador,  y venía con fuerza tras ganar el Challenger de Cordenons (Italia).

Roberto Carballés, con 27 años, no figura en esa lista de jóvenes valores. El tenista canario, 101 mundial, ya ha ganado un torneo en Quito y en Roland Garros ha conseguido entrar por primera vez en la tercera ronda de un Grand Slam. Él también está luchando hace tiempo por asentarse en el circuito.

Transición cara y difícil

Todos están ahora inmersos en el camino más complicado para un tenista como es la transición al circuito profesional, buscando puntos para subir en el ránking. Luchando en pequeños torneos donde hay que pagarse las bolas de entrenamiento y toallas, muchas veces.

 Un momento muy delicado donde, además de jugar bien al tenis, hay que contar con recursos económicos. «Es un periodo que hay que intentar superar cuanto antes y donde muchos quedan atrapados», explica Javier Duarte, exdirector deportivo de la Federación Española.

«Ahora todo es más difícil y duro, los jugadores no lo tienen tan fácil», valora el técnico, que descubrió a Pablo Carreño, lo trajo al CAR de Sant Cugat con 15 años y lo entrenó hasta colocarlo entre los 30 primeros del mundo y que  anteriormente, estuvo entrenando desde jóvenes a dos top ten como Àlex Corretja y Alberto Berasategui.

-- ¿La razón?

«En la época de Àlex, Albert o incluso Pablo, ellos estaban mejor clasificados ya con 18 y 19 años. Tenían becas de la federación, patrocinadores y podían pagar un entrenador, los viajes y eso les permitía centrarse en el tenis», explica el excapitán campeón de la Copa Davis del 2000, en la que Nadal era jóven abanderado.

Dificultades económicas

La situación es diferente en la actualidad. Hay pocos becados o que tengan patrocinios  importantes. El caso de Alcaraz es el quizás el más comparable a la época que explica Duarte. El jóven tenista recibe el apoyo de IMG y la academia de Ferrero, que es su entrenador también. Pero la dificultad no solo es económica. «El sistema de ránking no ayuda para entrar en los torneos y además han desaparecido muchos torneos pequeños», recalca el técnico catalán. La federación española de tenis ha aumentado el número de torneos futures y challengers en España para intentar mejorar esa situación y ayudarles.

Para todos entrar en un Grand Slam como han hecho en Roland Garros es fundamental y la única forma de que la temporada no sea una ruina económica. Los gastos mínimos de una temporada de un tenista de su nivel para pagar entrenador, viajes, hotel y preparador físico, se calcula que pueden ser de 80.000 euros.

 Y este año, con el confinamiento por el coronavirus, la mayoría se han pasado seis meses sin ingresar ningún euro en premios, ya de por si pequeños en los torneos que juegan. Participar en los Grand Slams, aunque no se gane ningún partido, les permite salvar el año.

Paula Badosa o Pedro Martínez, por ejemplo,  ya han conseguido 126.000 euros al alcanzar la tercera ronda y Carlos Alcaraz que cayó en primera ronda de la fase previa se llevó 10.000 euros el doble de lo que ganó por su primer título en Trieste.

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