RÁNKING MUNDIAL

Elina Svitolina pide paso entre las grandes del tenis

La uncraniana (24 años) se aúpa en el número cuatro del mundo tras ganar las finales de la WTA en Singapur

Elina Svitolina

Elina Svitolina / periodico

Iosu de la Torre

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Hace cinco años, Elina Svitolina cerraba la temporada en el puesto 45º del ránking de las mejores tenistas del mundo. Hoy, después de conquistar la final WTA (el antes conocido como masters femenino) en Singapur, la ucraniana es la cuarta en el podio (con 5.350 puntos) y tiene fija la mirada en las espaldas de la danesa Caroline Wozniacki (5.586), la alemana Angelique Kerber (5.875) y la rumana Simone Halep (6.921), la número uno.  "No tengo nada más que demostrarle a nadie", proclamó Svitolina, tras arañar el podio, con un rugido como el del tigre que luce tatuado en el muslo derecho.

Nueves victorias en las nueve finales disputadas este 2018. Su ascenso es indiscutible. Como la transformación experimentada por esta tenista nacida hace 24 años en Odesa, la ciudad del acorazado Potemkin, joya del imperio ruso y de la Unión Soviética. Los progenitores de Elina (papá Myjailov y mamá Elena) quizá le hayan explicado sus raíces y aquellos tiempos de disciplina soviética. Qué más da. Svitolina vino al mundo tres años después de la independencia de Ucrania. Ha crecido, eso sí, en la crisis permanente con la Rusia de Putin. Hoy, la tenista con domicilio en Londres es un emblema, una heroína de Ucrania. Y, además, modelo cotizada que no dudó en posar semidesnuda para la revista XXL.  

Svitolina ha adelantado el regreso a Járkov, la segunda ciudad de Ucrania. A la tenista se le ha quedado corta la sala de trofeos. Ha ganado en este 2018 cuatros grandes torneos y suma 13 títulos. Una temporada brillante con esa cuarta plaza en el ránking mundial que le ha librado del compromiso de disputar el WTA de Zhuai (China), una especie de 'Master B' para las tenistas que quedaron fuera de Singapur. 

La periodista Vicki Hodges explicó en el diario británico 'The Telegraph' la metamorfosis experimentada por la tenista ucraniana durante el último año. El álbum fotográfico descubre un antes y un después de Svitolina propio de una campaña para alcanzar el peso idóneo. "Ahora estoy contenta con mi cuerpo. Me he movido en la dirección correcta, me siento mucho más segura en la cancha", fueron las palabras de la deportista del momento tras ocupar portadas de algunas revistas de moda.

El cambio radical en la dieta alimenticia y en el entrenamiento se han traducido en ese salto del puesto número 14 en el ráking mundial 2016 al actual cuarto. Igual que en su vida entró la comida japonesa (mucho pescado y arroz, shusi y sahasimi a tope) para desterrar los platos de pasta, Svitolina ha aprendido técnicas boxísticas para ser más resistente. Lo demostró, con gancho preciso, potente, a lo Nadal, en la final de Singapur remontando a Stephens cuando parecía condenada a la derrota y en sus anteriores partidos disputados todos al límite de los tres sets. En el expediente brillan los abiertos de Brisbane, Dubái y Roma. De las tempranas eliminatorias en Wimbledon (en primera ronda) y en el Abierto de Estados Unidos (cuarta ronda) sacó partido para redimirse en Singapur, adonde llegó de robote al caer del cuadro Simone Halep.

Afición por el boxeo

La afición por el boxeo le viene de tradición social y familiar. Ucrania ha producido grandes talentos del cuadrilátero y el padre de la tenista fue exluchador. Svitolina madruga para ver combates televisados. En Singapur pudo celebrar desde la habitación del hotel la victoria del británico Anthony Joshua sobre el ruso Alexander Povetkin en Londres. "Soy una gran fan de Joshua. Comencé a seguirlo después de que luchara contra Klitschko. En Ucrania el boxeo es un deporte enorme. Tenemos boxeadores geniales", explicó a Vicki Hodges.

Una semana después del WTA de Singapur, Elina Svitolina ya está diseñando cómo será el 2019. Para progresar aún más rastrea el mercado en busca de un nuevo entrenador tras la ruptura con Thierry Ascione. El elegido estas pasadas semanas fue Nick Saviano, que cuenta en su currículum con Sloane Stephens y Eugenie Bouchard como pupilas. "Quiero que alguien corrija pequeños detalles en mi juego para cuando me toque enfrentarme a las mejores", ha confesado como un adelanto de que el año próximo seguirá siendo protagonista en la sección de deportes de los diarios. Y de los 'magazines'.