FINAL DEL GRAND SLAM
Nadal agranda su inmensa leyenda en el Abierto de EEUU
El tenista mallarquín se impone al sudafricano Kevin Anderson en la final y conquista su 16º torneo de Grand Slam
Idoya Noain
Corresponsal en EEUU
Corresponsal en Estados Unidos desde 2001.
Idoya Noain / Nueva York
El talento y la ambición de Rafael Nadal vuelven a volar gloriosamente y sin límites. Este domingo, en la pista Arthur Ashe, el tenista mallorquín ha dominado al surafricano Kevin Anderson y con un 6-3, 6-3 y 6-4 ha conquistado el Abierto de Estados Unidos. Es el tercer título neoyorquino para el número uno del mundo y su decimosexto grande. Y nada apunta a que sea el punto final de su leyenda.
Cuando ha salido a la pista y le han preguntado cuál era la diferencia con el 2013, el último año en que se había coronado en Nueva York, Nadal ha dicho que lo único negativo era que ahora es cuatro años mayor. Pero solo para este hombre que en este torneo ha hablado ya en alguna ocasión de su ansia por mantenerse joven la edad es un factor.
Con 31 años el de Manacor ha vuelto a firmar un año espectacular, no solo abrillantado por el título en el último grande del año, sino también con su décimo Roland Garros, la final en el Abierto de Australia y tres títulos más de tierra (Montecarlo, Barcelona y Madrid). Y con la copa y el cheque de tres millones de euros ya esperándole, reconocía que "personalmente es increíble lo que ha pasado este año tras un par de años con lesiones y momentos en que no he jugado muy bien".
Contrarrestar el saque
Nadal nunca lo dirá, menos aún públicamente, pero el hito de Roger Federer, cinco años mayor que él y dueño de 19 grandes, está a su alcance. Más aún si el nivel de juego que empezó a aparecer en Australia y su confianza se mantienen como se han visto en los últimos partidos en Nueva York. Y, sobre todo, si consigue mantenerse alejado de las lesiones. Estas en varios momentos han frenado su carrera. Ahora están haciendo pasar apuros similares a Novak Djokovic y Andy Murray (que con Federer y Nadal se han apuntado 45 de los últimos 50 grandes) y a Stan Wawrinka y otros jugadores del top 15.
El apetito, las ganas, la determinación y el tenis enorme e incontestable están ahí. Se mostraron en todo su esplendor en la semifinal contra Juan Martín del Potro y han vuelto a aparecer este domingo frente a Anderson, un jugador de su misma edad pero que hasta ahora nunca había superado los cuartos de final de un grande y que, tras pasar casi un año retirado por una lesión, ha ido recuperando posiciones desde que regresó a competición el año pasado.
Control total
El sudafricano, 32 del mundo, es uno de los gigantes del circuito (2,03 metros) y está dotado de uno de los servicios más potentes que hoy se pueden ver en el tenis. Pero ni ese saque ni los cañonazos de su derecha llegan a ser mínimamente suficientes para enfrentarse a Nadal en estado de gracia. Sintiendo la bola a la perfección, el número 1 la ha colocado todo el partido donde ha querido.
Era la quinta vez que se enfrentaban y en los cuatro encuentros anteriores siempre se había impuesto el mallorquín, con Anderson arrancando solo un set. Solo uno de esos partidos había sido en un Grand Slam (la cuarta ronda en el Abierto de Australia del 2015). Y en un escenario y una ocasión distintos como la final neoyorquina, la superioridad del mallorquín ha sido la de siempre (por no hablar de la experiencia, con 23 finales de grandes a sus espaldas frente a un debut).
Sintiendo la bola a la perfección, el número 1 la ha colocado todo el partido donde ha querido. Ha vuelto loco a Anderson variándole las alturas. En absoluto control, casi no ha regalado nada y basta mirar algunos datos de cualquiera de los sets para entender su superioridad: en el primero, por ejemplo, Nadal ha cometido cinco errores no forzados frente a los 23 de Anderson. En el segundo ha perdido solo tres puntos con su saque. Y en todo el partido, además, ha ganado el 100% de sus 16 puntos jugados en la red.
Un buen saque y una volea del revés han puesto el punto final dos horas y 27 minutos después. Nadal vuelve a triunfar en Nueva York, donde ha dedicado unas palabras a las víctimas del reciente terremoto en México y a los afectados por el huracán 'Irma'. Ha tenido también alabanzas para su tío Toni Nadal, que dejará de viajar con él tras este Grand Slam. "Probablemente sin él no estaría aquí. Es grande haber tenido a alguien como él empujándome todo el tiempo", ha dicho. "Me ha hecho más fuerte y es una de las personas más importantes en mi vida".
El cielo es el límite
Nadal sigue siendo el número 1. Como dijo en español en la pista, va a "hacer lo posible por seguir jugando muchísimos años más". Su techo, como en la Arthur Ashe en un domingo de otoño soleado, sigue abierto de par en par.
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