El segundo Wimbledon de Conchita Martínez
La ganadora del torneo de 1994 ve capaz de dominar el circuito a Muguruza, a la que ha tutelado en esta edición
Jaume Pujol-Galceran
Periodista
JAUME PUJOL-GALCERAN / LONDRES (Enviado especial)
Garbiñe Muguruza tenía apenas ocho meses cuando Conchita Martínez ganó en Wimbledon en 1994. Era la primera tenista española que lo conseguía y han tenido que pasar 23 años para que llegara una heredera. La capitana de Copa Federación y Copa Davis estaba feliz por tener una sucesora. No solo eso, también por haber estado a su lado ayudándola en el torneo. "Estoy contentísima. Ser parte de este triunfo es algo muy especial. Es un orgullo que ella haya pensado en mí, que haya contado conmigo".
Era una cuestión de superstición. Conchita estaba convencida de que se llevaría el título. "Después de que ganara en Roma, como hice yo ese año, pensé: "Vamos a por ello" y cuando vi que iba a jugar contra Venus Williams, que tiene 37 años, los mismos que Martina Navratilova en mi final, creí que esta locura estaba escrita".
MUY DISTINTAS EN LA PISTA
Las coincidencias no llegan a más. En la pista Conchita y Garbiñe tienen muy poco en común. "Somos completamente distintas. Garbiñe es una jugadora de mucha fuerza, mucha potencia y puede anticiparse a la pelota e ir a por ella. Es agresiva y puede subir a la red. En la final fue muy valiente. Jugó cada punto sin rendirse. Eso, mentalmente, demuestra su fortaleza. Jugar así ha hecho que sus rivales se rindan. Debería continuar con esa actitud", destacaba.
Después de ganar Wimbledon no ve límites en Muguruza. "¿La nueva jefa del tenis? Eso espero. Ahora tiene la experiencia y ha demostrado que a pesar de los altibajos lleva dos años consecutivos ganando un Grand Slam. Esos ya los tiene en el bolsillo. La clave es tratar de seguir con las rutinas, trabajando duro, y buscar la consistencia en la medida de lo posible. Centrarse en cada torneo que juegue".
MÁS NERVIOS EN EL PALCO
"Garbiñe tiene madera de campeona. Dos Grand Slams, otra final en Wimbledon... Le coloca en un lugar privilegiado y con muchas posibilidades de lograr muchas más ", valoraba Muguruza, que se siente orgullosa de haber trabajado con ella y ayudarla, aunque reconoce que se pasan muchos nervios en el palco. "Se pasan muchos más nervios como entrenadora. Cada punto es un mundo y no puedes ni celebrarlo. Es una sensación muy diferente. Pero es una alegría haber sido parte de este triunfo. Es una satisfacción doble, como haber ganado un segundo Wimbledon, ahora como entrenadora".
No se plantea seguir con Muguruza. "Ella -dice- tiene su entrenador y yo estoy ocupada con Copa Davis y Copa Federación. Me gusta entrenar, es lo que me gusta. Es de lo que más disfruto, estando en la pista, corrigiendo, trabajando… Aquí ha salido todo redondo".
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