Neurociencias / Psicología
Los humanos dormían antiguamente dos veces por las noches
El sueño nocturno era dividido por un tiempo intermedio muy productivo y placentero

Despertar por las noches no sería en realidad tan negativo, si consideramos antiguas prácticas culturales. / Crédito: Paul Winter en Pixabay.
Dormir de corrido es un hábito moderno, no una constante evolutiva: a lo largo de la mayor parte de la historia de la humanidad, dormir ocho horas seguidas no era la norma. Por el contrario, la gente solía dormir en dos turnos cada noche, denominados "primer sueño" y "segundo sueño".
El descanso durante ocho horas seguidas es, en términos históricos, la excepción y no la regla: antiguamente, sobretodo en sociedades preindustriales europeas y también en otros contextos, la noche se organizaba en dos largos tramos: un sueño inicial, una vigilia intermedia y un segundo sueño que culminada la noche.
Según indica el psicólogo Darren Rhodes, director del Laboratorio de Cognición Temporal Ambiental de la Universidad de Keele, en Inglaterra, en un artículo publicado en The Conversation, se han documentado referencias constantes a este patrón de sueño dividido en crónicas, manuales domésticos y relatos personales.
Tiempo ganado
Es clave tener en cuenta que la hora de vigilia a medianoche no era un vacío: era tiempo social y personal aprovechado al máximo. La gente encendía velas para leer, rezar, hablar, ocuparse de labores domésticas, trabajar puntualmente en algo o incluso para la intimidad conyugal. La pausa dividía la noche y la hacía más manejable, especialmente en los meses largos de invierno. En ese sentido, la literatura y la correspondencia de la época registran esa costumbre como algo habitual, nunca patológico o extraño.
Según explica Rhodes en su artículo, el tránsito hacia el sueño continuo se produjo gradualmente entre los siglos XVIII y XIX. Los factores primordiales fueron la expansión de la iluminación pública y privada, el auge de cafés y entretenimientos nocturnos y la reorganización del tiempo laboral con la Revolución Industrial, que prolongaron las horas de actividad y redujeron el tiempo disponible para la vigilia nocturna. Sobre comienzos del siglo XX, la idea de acostarse una sola vez por la noche ya se había convertido en norma en muchas ciudades.
Desde los inicios de nuestra especie
De acuerdo a distintos estudios científicos, cuando se expone a voluntarios a condiciones de baja iluminación y a ritmos naturales, las personas tienden a recuperar un patrón de sueño fragmentado, un dato que sugiere que la segmentación no es solo un hecho cultural sino además una posible expresión de ritmos biológicos humanos, que se preservan desde el comienzo de los tiempos.
En términos prácticos, los expertos creen que permitirse periodos de vigilia tranquilos en lugar de forzar un regreso inmediato al sueño podría reducir la ansiedad asociada a estos despertares nocturnos, según publica The Indian Express.
Sin dudas, el antiguo sueño dividido nos recuerda que los ritmos humanos cambian con la cultura, la tecnología y el trabajo. Nada es inmutable: cada período de la historia humana está dominado por diversas realidades y necesidades, que exigen variaciones y adecuaciones.
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