Tecnología

Las emisiones contaminantes de la IA podrían superar pronto a las de algunos países

La huella ambiental de la IA se ha incrementado en un 150% en solo tres años

La huella ambiental de la IA se ha incrementado en un 150% en solo tres años

La huella ambiental de la IA se ha incrementado en un 150% en solo tres años / Crédito: Grupo ASD.

Redacción T21

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A medida que la Inteligencia Artificial (IA) se integra cada vez más en nuestras vidas, surge una inquietud ambiental: las emisiones de carbono generadas por esta tecnología podrían superar en un futuro próximo a las producidas por algunos países. 

Según un reciente informe de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el desarrollo acelerado de infraestructuras digitales y centros de datos necesarios para soportar la IA está impulsando un aumento preocupante en las emisiones indirectas de dióxido de carbono (CO2), liderando el impacto del sector tecnológico en la materia.

De acuerdo a una nota de prensa, el informe destaca que las emisiones de gigantes tecnológicos como Amazon, Microsoft, Alphabet y Meta han crecido en promedio un 150% entre 2020 y 2023. Este incremento se debe principalmente al voraz consumo energético de los centros de datos que alojan algoritmos avanzados, entrenamientos de modelos y operaciones continuas de sistemas de IA.

La IA incrementa su huella ambiental

En algunos casos, las emisiones operativas de estas empresas han alcanzado cifras comparables a las emisiones anuales de países con economías moderadas. Esta tendencia evidencia un vacío en las estrategias ambientales actuales y subraya la urgencia de incorporar medidas sostenibles en el ámbito digital.

La magnitud del problema es importante: se estima que las emisiones asociadas a los sistemas de IA más intensivos en energía podrían llegar a producir más de 100 millones de toneladas de CO2 al año. Para poner estos números en perspectiva, algunos países pequeños o en vías de desarrollo emiten volúmenes similares únicamente a partir de actividades cotidianas. 

Frente a esto, los expertos en sustentabilidad y tecnología llaman a una revisión profunda de las políticas de eficiencia energética y a la adopción de nuevas métricas que permitan cuantificar de manera efectiva el impacto de la IA. Actualmente, las emisiones indirectas (conocidas como Alcance 2) suelen quedar fuera de las estrategias convencionales de reducción de carbono, centradas mayormente en las emisiones operativas directas. 

El consumo en centros de datos

Ampliar estas estrategias para incluir el consumo de energía en centros de datos se presenta como un paso imprescindible para no comprometer los objetivos climáticos globales, como los establecidos en el Acuerdo de París. Además, algunas empresas están comenzando a responder a este llamado mediante inversiones en fuentes de energía limpia y renovable.

En un contexto en el cual la carrera por desarrollar modelos de IA cada vez más potentes es desenfrenada, la industria digital se enfrenta no solo al reto de mantener la competitividad, sino también a asumir responsabilidades ambientales que históricamente han estado relegadas a otros sectores.

Este panorama exige también una acción coordinada a nivel regulatorio. La necesidad de una normativa estricta y de estándares globales que obliguen a las empresas tecnológicas a medir, reportar y reducir su huella de carbono se vuelve vital. En definitiva, la expansión de la IA y la digitalización masiva representan un desafío ambiental sin precedentes. 

A pesar del aumento en el impacto ambiental, algunos datos son positivos: 23 empresas digitales de las 200 que aparecen en el informe operaban con un 100% de energía renovable en 2023, frente a 16 en 2022. Al mismo tiempo, 49 compañías publicaron informes climáticos independientes, indicando una mayor transparencia en la gestión ambiental.