Neurociencias / Ciencias Forenses

Una polémica tecnología de escaneo cerebral en procesos judiciales "lee" la mente de los sospechosos

El "lector mental" aporta información clave para la resolución de las casos, según sus defensores

¿Se puede basar una decisión judicial en un escaneo cerebral que "lee" la mente del sospechoso?

¿Se puede basar una decisión judicial en un escaneo cerebral que "lee" la mente del sospechoso? / Crédito: Loaivat en Pixabay.

Redacción T21

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una tecnología forense desarrollada en la India emplea las grabaciones cerebrales en busca de pistas sobre la culpabilidad o inocencia de un sospechoso. Muchos neurocientíficos son escépticos sobre los datos que se obtienen y sobre la ética de la nueva técnica, pero sus impulsores la ven como un adelanto tecnológico crucial en el campo de las ciencias forenses.

En India, una técnica conocida como Brain Electrical Oscillations Signature (BEOS) ha sido utilizada por la policía y el sistema judicial para detectar la "culpabilidad" de sospechosos mediante el análisis de su actividad cerebral. Aunque sus defensores la presentan como una herramienta científica avanzada, numerosos expertos en neurociencia cuestionan su validez y ética.

Según un artículo publicado en la revista Science, el caso más emblemático fue el de Aditi Sharma, una estudiante de negocios condenada en 2008 por el asesinato de su ex-novio, Udit Bharati. Durante el juicio, se presentó como evidencia clave un escaneo cerebral realizado con la técnica BEOS: según los investigadores, mostraba que Sharma poseía "conocimiento experiencial" del crimen, algo que solo el autor podría tener. A pesar de que Sharma fue sentenciada a cadena perpetua, posteriormente fue liberada bajo fianza mientras se revisaba su apelación.

La técnica BEOS implica colocar electrodos en la cabeza del sospechoso para medir su actividad cerebral mientras escucha descripciones del crimen. Se busca identificar respuestas cerebrales específicas, como la onda P300, que se asocia con el reconocimiento de información clave sobre un hecho delictivo. Los desarrolladores de BEOS afirman que esta respuesta indica que el individuo ha experimentado directamente los eventos descritos.

Bases científicas y problemas éticos

El origen de BEOS se remonta a los Estados Unidos, donde a mediados de la década de 1980 el neurocientífico Lawrence Farwell desarrolló una tecnología llamada huellas dactilares cerebrales, que según su creador ha tenido una tasa de éxito del 100% en la identificación de delincuentes. La tecnología se basa en un patrón de actividad eléctrica en el cerebro: la onda P300 aparece como un pico en un electroencefalograma (EEG), que se registra unos 300 milisegundos después de que aparece algo inesperado o significativo.

Sin embargo, la comunidad científica ha expresado serias preocupaciones. En 2008, un comité del Instituto Nacional de Salud Mental y Neurociencias de India concluyó que las pruebas BEOS carecían de base científica sólida y no debían usarse como evidencia en los tribunales. A pesar de estas advertencias, las autoridades forenses rechazaron las recomendaciones, argumentando demoras en la presentación del informe.

Además, en 2010 la Corte Suprema de India dictaminó que someter a una persona a pruebas como BEOS sin su consentimiento violaba derechos constitucionales, específicamente el derecho a no autoincriminarse. No obstante, la técnica continúa utilizándose en algunos casos, especialmente cuando los sospechosos acceden voluntariamente, a menudo para evitar métodos interrogatorios más coercitivos.

¿Avance o retroceso?

BEOS es parte de una tendencia clara, que también comienza a verse en otros países: el gobierno de la India ha hecho de las ciencias forenses una prioridad nacional. Según un comunicado de prensa de noviembre de 2024 del Ministerio del Interior del país asiático, en los próximos 10 años el sistema de justicia penal de la India será el más moderno, científico y rápido del mundo. Para hacer esto realidad, el país pretende tener al menos 150.000 expertos forenses para 2028.

La polémica en torno a BEOS refleja un dilema más amplio sobre el uso de tecnologías neurológicas en la justicia penal. Mientras algunos ven en estas herramientas una forma de modernizar y agilizar las investigaciones, otros advierten sobre los riesgos de basar decisiones judiciales en métodos no suficientemente validados. La falta de transparencia en el funcionamiento del software utilizado y la posibilidad de interpretaciones erróneas aumentan las preocupaciones sobre su fiabilidad y ética.

En definitiva, el uso de escaneos cerebrales como evidencia en procesos judiciales en India plantea serias interrogantes sobre la intersección entre ciencia, ética y justicia. A medida que la tecnología avanza, es crucial que su aplicación en contextos legales se base en principios científicos sólidos y respete los derechos fundamentales de los individuos.