Astronomía

Descubren una enorme nube molecular, invisible durante mucho tiempo, cerca del Sistema Solar

La gigantesca estructura posee una masa de 3.400 soles y fue detectada a una distancia de solo 300 años luz del Sistema Solar

Recreación artística de cómo se vería la nube molecular Eos en el cielo si fuera visible a simple vista.

Recreación artística de cómo se vería la nube molecular Eos en el cielo si fuera visible a simple vista. / Créditos: NatureLifePhoto/Flickr (New York City Skyline), Burkhart et al (2025), Rutgers University.

Redacción T21

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Nuevas técnicas de observación permitieron descubrir una de las nubes moleculares más cercanas a la Tierra, que permanecía oculta hasta hoy. Permitirá desvelar los secretos del medio interestelar y de la formación de estrellas y planetas. 

En un hallazgo clave para ampliar nuestra comprensión del medio interestelar, un equipo internacional liderado por la Universidad Rutgers, en Estados Unidos, ha identificado una extensa nube molecular, invisible hasta el momento, ubicada a apenas 300 años luz del Sistema Solar y con un tamaño equivalente a unas 40 lunas llenas en el cielo nocturno. 

Según indican los investigadores en su estudio, publicado en la revista Nature Astronomy, su masa es aproximadamente 3.400 veces la del Sol. La proximidad a nuestro planeta de esta estructura, denominada “Eos”, la convierte en una de las nubes moleculares más grandes y cercanas jamás detectadas. 

Características únicas

La identificación fue posible mediante la observación de la fluorescencia de hidrógeno molecular en el ultravioleta lejano, un método innovador que abre nuevas vías para descubrir gases interestelares ocultos, de acuerdo a una nota de prensa. Las nubes moleculares son regiones extensas en el interior de una galaxia en las que la densidad de materia y la temperatura alcanzan magnitudes específicas para que exista dihidrógeno (hidrógeno molecular), o sea moléculas compuestas por dos átomos de hidrógeno.

Es importante destacar que el hallazgo se basó en datos del espectrógrafo ultravioleta FIMS-SPEAR, a bordo del satélite surcoreano STSAT-1, que detectó por primera vez la emisión fluorescente del hidrógeno molecular en el rango ultravioleta lejano, según informó el Observatorio McDonald, de la Universidad de Texas en Austin. 

La nube “Eos” es extremadamente baja en monóxido de carbono, un dato que explica por qué permaneció desapercibida en estudios previos basados en radio e infrarrojo. Está compuesta por conglomerados de gas y polvo, que son los semilleros estelares donde nacen nuevas estrellas y se forman sistemas planetarios, como indica Universe Today.

Nuevas metodologías de observación

El espectrógrafo FIMS-SPEAR descompone la luz ultravioleta en un espectro detallado, similar a un prisma, facilitando la identificación de picos de emisión característicos del H₂ fluorescente. Además, la falta de firmas de monóxido de carbono (CO) en “Eos” subraya la necesidad de diversificar los métodos de búsqueda de nubes moleculares para captar aquellas que, como en este caso, carecen de trazas de CO.  

Referencia

A nearby dark molecular cloud in the Local Bubble revealed via H2 fluorescence. Blakesley Burkhart et al. Nature Astronomy (2025). DOI:https://doi.org/10.1038/s41550-025-02541-7

Según publica Cosmos, la combinación de novedosas metodologías de observación y colaboraciones internacionales promete acelerar la cartografía del medio interestelar, llevando a los astrónomos a repensar cómo y dónde buscar las semillas de futuras generaciones de estrellas. 

Los científicos sostienen que la cercanía de “Eos” ofrece una oportunidad sin precedentes para estudiar en detalle las propiedades físicas y químicas del medio interestelar, es decir, el gas y el polvo que llena el espacio entre estrellas y actúa como reservorio de los materiales que forman planetas y soles