Con ITER comienza el principio del fin de los combustibles fósiles

El proyecto de fusión más grande del mundo ha iniciado su construcción esta semana, con la ilusión de poner fin a la era de los combustibles fósiles después de 2025: ITER replicará en la Tierra el mismo sistema que usa el Sol para obtener energía.

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El Periódico

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Esta semana se inició en el sur de Francia la construcción del proyecto de fusión nuclear más grande del mundo, un proceso que está previsto termine en 2025.

El proyecto, denominado ITER, es el esfuerzo combinado de ingenieros y científicos de 35 países que pretende demostrar la viabilidad de la energía de fusión con un dispositivo magnético enorme llamado Tokamak, capaz de obtener la fusión de partículas de plasma y de conseguir la reacción nuclear de fusión.

La energía nuclear es la que se obtiene del núcleo de los átomos y se puede obtener mediante dos técnicas diferentes: la fisión y la fusión nuclear.

Mejor la fusión que la fisión

Todas las centrales nucleares actuales obtienen la energía mediante la fisión, que consiste en partir el núcleo de un átomo, por lo general de uranio o plutonio, para obtener energía.

La fusión nuclear, en cambio, se basa en una reacción en la que dos núcleos atómicos muy ligeros se unen para formar un núcleo estable más pesado, con una masa ligeramente inferior a la suma de las masas de los núcleos iniciales. Este defecto de masa da lugar a un gran desprendimiento de energía, tal como explica Foro Nuclear.

La energía producida por el Sol tiene este origen y el ITER representa el intento humano de replicar en la Tierra el mismo mecanismo para obtener energía: las temperaturas necesarias para la fusión alcanzarán diez veces la temperatura del centro del Sol, según sus artífices.

Limpia, sin riesgos ni uranio

La energía resultante será mucho más eficiente y limpia que la obtenida mediante la técnica de fisión empleada en la actualidad: no representa riesgo de accidente ni genera residuos nucleares. Además, no precisa de un combustible no renovable y tan escaso como el uranio.

Se cree que, de confirmarse su viabilidad tecnológica y comercial, la energía nuclear de fusión puede terminar con la era de los combustibles fósiles, que han provocado el calentamiento desmesurado del planeta.

Pero, aunque la tecnología de fusión tiene ya 60 años, todavía quedan desafíos técnicos que superar para que se convierta en realidad.

Carrera contra reloj

Los responsables de su construcción saben que concentran la mirada del mundo porque el momento de cambiar de modelo energético ha llegado, y no queda mucho tiempo para conseguirlo.

«A medida que lanzamos la fase de ensamblaje de la máquina ITER sentimos el peso de la historia. Sentimos la necesidad de urgencia y paciencia. Sabemos que necesitamos un reemplazo para los combustibles fósiles lo antes posible. [¿] Estamos avanzando lo más rápido posible ¿ Si tenemos éxito, valdrá la pena todo el tiempo y el esfuerzo que nos ha llevado a este punto», declaró el Director General de ITER, Bernard Bigot, en su discurso en el acto del inicio de la construcción.

La tarea es tecnológicamente compleja: su reactor final pesará 23,000 toneladas, incluidas 3,000 toneladas de imanes superconductores conectados entre sí por 200 kilómetros de cables superconductores, todos los cuales deben mantenerse refrigerados criogénicamente a -269 grados Celsius, informa The Guardian.

«Conseguir el uso exclusivo de energía limpia será un milagro para nuestro planeta», concluye Bigot.