Ciencias de la Tierra

La anomalía magnética del Atlántico Sur sigue creciendo

Se ha incrementado en un 5 % durante los últimos 3 años y desconcierta a los científicos

La Anomalía del Atlántico Sur, representada en azul, tal como apareció en 2020.

La Anomalía del Atlántico Sur, representada en azul, tal como apareció en 2020. / Crédito: C. Finlay, et al, CC 4.0.

Pablo Javier Piacente

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La misteriosa Anomalía del Atlántico Sur (SAA, según las siglas en inglés) es un área que se extiende por el Océano Atlántico Sur, entre América del Sur y África, en la cual el magnetismo de la Tierra es más débil. Los últimos datos muestran una fuerte profundización y un avance hacia el oeste, que podría generar un mayor riesgo de daños por radiación a los satélites e interferencias en las comunicaciones de radio. La anomalía es uno de los componentes monitoreados en el marco del Modelo Magnético Mundial (WMM), una herramienta clave para la navegación submarina y aérea o la determinación de la deriva de icebergs, por ejemplo.

Según un informe publicado en enero de 2023 por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), de Estados Unidos, la llamada Anomalía del Atlántico Sur (SAA), un sector entre Sudamérica y África en el cual la protección del campo magnético terrestre frente al impacto del clima espacial disminuye notoriamente, sigue incrementándose y expandiéndose. Las mediciones que refleja el informe muestran un aumento del 5 % en los últimos 3 años analizados. 

El origen de la anomalía

La intensidad del campo magnético terrestre disminuye entre África y América del Sur, en un sector que se ha denominado

Anomalía del Atlántico Sur

y que desconcierta a los científicos, ya que se ha verificado en estudios previos que se extiende progresivamente en torno a unos 20 kilómetros por año. Aunque los satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA) intentan desentrañar sus misterios desde hace varios años, aún no se comprende en profundidad por qué continúa ampliándose

De acuerdo a un

artículo

publicado en The Debrief, los especialistas saben que la anomalía tiene lugar en un espacio en el Océano Atlántico Sur que coincide con un área donde el cinturón de radiación de Van Allen

, un sector de la magnetosfera terrestre donde se concentran grandes cantidades de partículas cargadas de alta energía, hace su mayor acercamiento al planeta. 

En ese sector, el flujo resultante de partículas energizadas produce un mayor rendimiento de radiación ionizante y, en consecuencia, una reducción en la protección del campo magnético terrestre frente al viento solar y otras manifestaciones del clima espacial. Este fenómeno es detectable por los satélites que orbitan la Tierra y es una de las variables analizadas en el marco del Modelo Magnético Mundial (WMM, según las siglas en inglés).

Un campo magnético en permanente cambio

El WMM es un modelo armónico esférico del campo magnético de la Tierra

, que evidencia su lento cambio temporal. Es elaborado a través de datos obtenidos por varias agencias gubernamentales internacionales: como el campo geomagnético terrestre sufre cambios constantes que resultan de la actividad que ocurre en el núcleo de la Tierra, el Modelo Magnético Mundial debe actualizarse aproximadamente cada cinco años.

Ahora, la última actualización de este modelo, publicada a principios de este año, muestra una "profundización de la Anomalía del Atlántico Sur”, según un

comunicado

. “La SAA se está profundizando y avanzando hacia el oeste”, afirman los científicos en el

informe completo

. Al mismo tiempo, agregan que “el área afectada ha aumentado alrededor de un 5 % durante este tiempo. Este contorno se aproxima a la región donde es más probable que ocurran daños por radiación a los satélites”, informan los investigadores.

La Anomalía del Atlántico Sur tiene distintos impactos potenciales, que van desde desperfectos en los satélites debido a la radiación excesiva hasta la obstrucción de la propagación de ondas de radio, vitales para la comunicación global. Los científicos también creen que la SAA impacta en las regiones polares, aunque aún se desconoce la magnitud de esta influencia.

Más allá de esto, las comparaciones realizadas entre datos de 2019 con información más recientes, obtenida por la ESA y sus satélites Swarm, permiten concluir que, por el momento, los modelos actuales siguen siendo precisos. Esto indica que el Modelo Magnético Mundial puede seguir utilizándose con seguridad en sectores claves como la navegación submarina y aérea, el seguimiento de antenas, la determinación de la deriva de icebergs o las aplicaciones de geolocalización en los teléfonos inteligentes, entre otros.