Ciencias Planetarias

Confirman la presencia de volcanes activos en Venus

Los científicos han identificado un respiradero en el sistema Maat Mons que cambió de forma en solo 8 meses: esto indicaría actividad volcánica en curso en ese lugar

La zona del volcán Maat Mons.

La zona del volcán Maat Mons. / Crédito: NASA.

Pablo Javier Piacente

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Un nuevo análisis de imágenes de radar de la nave espacial Magellan de la NASA, obtenidas entre 1990 y 1992, ha permitido descubrir cómo un respiradero volcánico, que forma parte del sistema Maat Mons de Venus, ha crecido y cambiado de forma entre dos registros obtenidos con ocho meses de diferencia. Según los investigadores, las variaciones en la superficie adyacente habrían sido causados por un flujo de lava que emana del conducto de ventilación: esto indicaría actividad volcánica en curso en Venus.

Un estudio realizado por los especialistas Roberto Herrick, de la Universidad de Alaska Fairbanks, y Scott Hensley, del Instituto Tecnológico de California (Caltech), concluye que el planeta Venus tendría actualmente volcanes activos. De acuerdo a lo indicado por los investigadores estadounidenses en un artículo científico publicado recientemente en la revista Science, la reinterpretación de imágenes registradas por la sonda Magellan permite identificar cómo un respiradero cambia rápidamente de forma, además de mostrar evidencias de un flujo de lava que habría emanado de ese sector.

¿Volcanes activos o dormidos?

Venus posee una superficie integrada en un 90 % por basalto, en tanto que alrededor del 80 % del planeta está compuesto por rocas volcánicas de distintas características y extensiones de lava. En consecuencia, los científicos no tienen prácticamente dudas de que el vulcanismo ha cumplido un papel crucial en la conformación de la superficie de Venus.

Según una nota de prensa, se han identificado muchos volcanes en la superficie de Venus, pero hasta el momento no existía evidencia de actividad volcánica reciente en el “planeta infernal”. En función de estas condiciones, se desconocía si las características volcánicas prominentes de la superficie geológicamente joven de Venus eran producto de un vulcanismo activo en curso o, por el contrario, se trataba de “huellas” de antigua actividad volcánica que ha cesado en algún momento de la historia del planeta.

Nuevas interpretaciones de viejos datos

La sonda Magellan de la NASA realizó un valioso trabajo entre 1989 y 1994, ampliando los conocimientos científicos sobre Venus. Lanzada por el Transbordador Espacial Atlantis, la sonda llegó a la órbita de Venus en agosto de 1990, para precipitarse hacia nuestro planeta sobre 1994, tal como estaba programado. En ese lapso de tiempo, produjo una gran cantidad de imágenes y obtuvo otros datos sobre Venus: considerando los importantes avances tecnológicos concretados desde entonces, una buena parte de ese material puede ser actualmente reinterpretado y resignificado. 

Es precisamente lo que ha sucedido con una serie de imágenes obtenidas por Magellan específicamente entre 1990 y 1992, en el área del sistema Maat Mons, considerado como el volcán más alto del planeta Venus. Esta estructura se extiende 8 kilómetros por encima del radio principal del planeta: en sus alrededores, los científicos responsables del nuevo estudio apreciaron notorios cambios entre distintos registros de un respiradero volcánico

Indicadores de actividad volcánica actual

A lo largo de su misión, Magellan usó un radar para obtener imágenes de la superficie de Venus desde diferentes órbitas, observando algunos lugares dos o tres veces en el transcurso de dos años, incluyendo áreas que luego se identificaron como ubicaciones potenciales para la actividad volcánica. Al buscar imágenes de radar de resolución completa de estas áreas, intentando hallar cambios en las características geológicas, los especialistas identificaron un respiradero volcánico que parecía crecer y cambiar de forma entre dos imágenes de radar, tomadas con ocho meses de diferencia

Las variaciones en la superficie contigua estarían indicando la acción de un flujo de lava que emana del conducto de ventilación, un indicador concluyente de actividad volcánica en curso en Venus. Si esto finalmente se ratifica en futuras investigaciones, podría modificar fuertemente nuestra comprensión del “planeta infernal” y de los procesos que tienen lugar actualmente allí.