Astrofísica / Astronomía

La Vía Láctea vive su apogeo: crea entre 10 y 20 nuevas estrellas por año

La tasa de formación estelar es vital para comprender la evolución de las galaxias y saber más sobre sus posibles escenarios a futuro

La Vía Láctea genera estrellas en sitios como la Nebulosa de la Roseta, que puede verse aquí en una imagen de infrarrojo lejano del Telescopio Espacial Herschel, y lo hace con mucho más vigor de lo supuesto hasta hoy, según un nuevo estudio.

La Vía Láctea genera estrellas en sitios como la Nebulosa de la Roseta, que puede verse aquí en una imagen de infrarrojo lejano del Telescopio Espacial Herschel, y lo hace con mucho más vigor de lo supuesto hasta hoy, según un nuevo estudio. / Créditos: Hobys Key Programme Consortia/Pacs & Spire Consortium/ESA.

Pablo Javier Piacente

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La Vía Láctea está produciendo muchas más estrellas de lo que se pensaba, según una nueva estimación de su tasa de formación estelar. En un estudio realizado en base a rayos gamma, que revelan el poder de creación de estrellas de la galaxia, los científicos determinaron que la Vía Láctea convierte de cuatro a ocho masas solares de gas y polvo interestelar en nuevas estrellas cada año. Este rango supera de dos a cuatro veces la estimación convencional, y corresponde a una tasa de nacimiento anual en nuestra galaxia de alrededor de 10 a 20 estrellas.

Un grupo de investigadores liderado por Thomas Siegert, astrofísico de la Universidad de Würzburg, en Alemania, sostiene en un nuevo estudio que la Vía Láctea produce un número mucho mayor de estrellas nuevas que lo indicado en las teorías establecidas: el análisis de los rayos gamma del aluminio-26, un isótopo radiactivo que surge principalmente de estrellas masivas, revela que nuestra galaxia genera entre 10 y 20 millones de estrellas nuevas por cada millón de años, un breve instante en los tiempos cósmicos. 

La galaxia más vigorosa

Según informa Science News, el rango estimado en la nueva investigación, que se ha publicado recientemente en ArXiv y en Astronomy & Astrophysics, es de dos a cuatro veces superior a la estimación convencional indicada en estudios previos. En función de los nuevos datos, la Vía Láctea transforma entre cuatro a ocho masas solares de gas y polvo interestelar en nuevas estrellas cada año, lo que supone una tasa de nacimiento anual de alrededor de 10 a 20 estrellas.

El ritmo de generación de estrellas nuevas que mantiene la Vía Láctea es suficiente para llenar aproximadamente 10.000 cúmulos estelares como el de las Pléyades, en la constelación de Tauro, por cada millón de años. No es algo común: muchas galaxias, incluidas la mayoría de las que orbitan alrededor de la Vía Láctea, prácticamente no forman estrellas nuevas o lo hacen a un ritmo mucho menor

Nuestra galaxia es la creadora de estrellas más vigorosa entre un conjunto de más de 100 galaxias cercanas, denominado Grupo Local. Andrómeda, la galaxia más grande de esta agrupación, transforma tan solo una fracción de una masa solar de gas y polvo cósmico en nuevas estrellas cada año. Aunque la Vía Láctea ocupa el segundo lugar en tamaño dentro del Grupo Local, es por lejos la galaxia más productiva. 

Los rayos gamma y la formación estelar

Sin embargo, todo indica que estábamos subestimando su potencial creativo: los científicos creen que es muy importante comprender la tasa de formación de estrellas, para saber más sobre la evolución de las galaxias y determinar cómo será su futuro. Siegert y sus colegas estudiaron la intensidad y la distribución espacial de las emisiones de aluminio-26 en nuestra galaxia, una técnica que les permitió llegar a las nuevas conclusiones sobre el ritmo de formación estelar de la Vía Láctea. 

Los científicos explicaron que una estrella masiva crea este isótopo durante todo su ciclo vital. Durante su período activo, la estrella lanza el aluminio al espacio: cuando muere y explota en forma de supernova, genera aún más aluminio-26. El isótopo, que posee una vida media de 700.000 años, se desintegra y emite rayos gamma.

Como sucede con los rayos X, los rayos gamma penetran en el polvo cósmico que cubre a las estrellas más jóvenes. En consecuencia, cuantas más estrellas nuevas genera nuestra galaxia, más rayos gamma son producidos y pueden ser detectados. Estas emisiones permitieron a los investigadores determinar el vigoroso ritmo de formación estelar de la Vía Láctea, que obliga a un cambio en las estimaciones establecidas anteriormente.